domingo, 28 de febrero de 2021

MICHEL Y TEUDIS. Reyes Godos de nuestro parque de La Florida. FLORIDAKO TEUDIS ERREGE GODOA.

Teudis errege godoa
Berriro agertzen da Juan Carlos Abascal Ruiz de Agirre gure txoko honetan eta oraingoan beste istorio interesgarri bat ekartzen digu, Gasteizko Florida parkean diren lau errege godoen jatorriarekin erlazionatuta. Interesgarria eta bitxia, izan ere egunen joanarekin zirriborratu egiten da historiaren egitura eta gizartearen ezagutzatik desagertu egiten da egitura historikoaren mamia bera. Horregatik ditugu interesgarriak gaurkoaren moduko ekarpenak: xeheak baina zorrotzak. Eskerrik asko, Juan Carlos.

Vuelve a aparecer en nuestro blog una aportación del socio de Celedones de Oro Juan Carlos Abascal Ruiz de Aguirre, quien nos trae una historia muy interesante, alrededor de los cuatro reyes godos existentes en el parque gasteiztarra de la Florida. En realidad va sobre uno de ellos, y más concretamente sobre su autor. Aportación valiosa la del autor, por poner luz en un punto oscuro del pasado de nuestra ciudad. Gracias, Juan Carlos.

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"¿Tiene usted la bondad de explicarnos --nos pedía en cierta ocasión un amable forastero --qué hacen esos cuatro reyes visigodos ahí en el redondel de la Florida, y qué significación tienen?

Porque Ataulfo no salió, según se sabe de Cataluña, Sigerico su asesino y sucesor no tuvo tiempo ni para recobrar el sosiego porque a los siete días justos de realizar su hazaña cayó a su vez mortalmente herido de otra puñalada, y Theudio y Liuva desconocieron igualmente que en el mundo hubiese algo que se llamara Álava. ¿Por qué pues han colocado ahí sus estatuas?

Según cuenta Odón Apraiz por habérselo oído a don Elías Tormo, sucedió que cuando se hizo almoneda de los reyes en piedra construidos para ser colocados en la cornisa del Palacio Real, y que por el peso que representaban pondrían en peligro al edificio, las peticiones se resolvieron por orden alfabético.

Álava, la primera, la A.  Y le dieron los cuatro primeros de la fila.

Fue inútil se arguyese que allí había un Alfonso VIII conquistador de Vitoria, y un Alfonso XI que pactó con la Cofradía de Arriaga y un Juan II que tuvo que ver con las Hermandades, o siquiera un Vamba o un Leovigildo (si a la fuerza habría que cargar con visigodos) que, aunque en plan de conquista y castigo, por aquí cerca estuvieron. No hubo nada que hacer, sino estibar las estatuas de Ataulfo y Sigerico, de Theudio y Liuva I en sendos carros arrastrados por poderosos bueyes y traérselos para acá".

Hasta aquí el texto aparecido en una Revista de Vitoria de Final de Año, que lamento mucho en mis archivos haber perdido su nombre y su fecha, pero que sí puedo situar hace más de 5 lustros.

Sin embargo, sí he podido establecer que una de las estatuas tuvo algo que ver con nuestra Vitoria. Se trata de la estatua dedicada a Teudis o Theudis. Y su relación con Vitoria no viene por el rey visigodo, sino por su autor, el escultor Robert Michel, que luego castellanizó su nombre por Roberto.

La estatua de Teudis,  que reinó entre 531 y 548, fue realizada por el escultor Roberto Michel, francés, Puy del Velay (Francia), 1720, pero afincado en Madrid. Fue uno de los grandes escultores de la época.

El 29 de septiembre de 1775 ocupó la plaza de “Primer Escultor de Cámara del rey Carlos III”, tras la muerte de su maestro y antecesor en el cargo, el escultor coruñés Felipe de Castro, con la misión de dirigir “todas las obras de escultura que se hiciesen para los palacios reales”.

Muere Roberto Michel en Madrid el día 31 de enero de 1786, tras pasar unos meses

Roberto Michel eskulturgilea

convaleciente en Vitoria, ciudad natal de su esposa, recibiendo sepultura según su propio deseo en la desaparecida iglesia de Santa María la Real de la Almudena, situada en la confluencia de la calle Mayor con la de Bailén y cercana a la casa de Rebeque, antiguo palacio propiedad de la Corona que habilitó Felipe V para ser utilizado como residencia y taller de los artistas regios, donde trabajaba y residía el escultor.

Roberto Michel había contraído matrimonio pocos años después de su llegada a Madrid con Rosa Ballerna, perteneciente a una familia de plateros de origen vitoriano. El matrimonio no tuvo descendencia, por lo que el artista legó a su hermano Pedro Michel en su testamento “todas las Herramientas, Figuras, Estatuas, Modelos, Estampas que sea concerniente y se halle en el taller donde estuviésemos trabajando (…), no puede servir para otro efecto que el de la Escultura”.

La curiosidad reside y creo que no se ha publicado al hablar sobre las estatuas, en que Roberto Michel, estuvo casado con una vitoriana Rosa Ballerna.

Por su matrimonio con Rosa Ballerna, Roberto Michel pasó muchas temporadas residiendo en Vitoria, sintiéndose por ello un vitoriano más.

Sin embargo, y aparte de la estatua de Teudis, en Vitoria sólo tenemos una de sus obras, el Busto de Carlos III. Michel realizó el busto en mármol en 1785, un año antes de su fallecimiento, por encargo de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. El busto, propiedad del Museo de Bellas Artes de Álava, se encuentra habitualmente en los salones nobles de la Casa Palacio de la Diputación Foral de Álava, edificio realizado en 1844 por el arquitecto Martín de Saracibar.

Rosa Ballerna perteneció a una antigua familia de orfebres vitorianos. Manuel Ballerna Sánchez Balconete fue el primer miembro de esta dinastía de artistas que se estableció en Vitoria. A su llegada a la ciudad contrajo matrimonio con María Leonor Ortiz de Luengas.

Manuel una vez afincado en Vitoria, actuó como artesano y tenemos datos que nos hablan de su oficio: así en el censo de vecinos de 1732 aparece citado como: “filigranero que vive de su oficio”. Además de esta evidencia, en el inventario realizado tras su muerte, el alcalde y juez, Don Juan Agustín Hurtado de Mendoza, también lo señala como maestro filigranero.

Rosa fue hija de Manuel, y la tía del orfebre vitoriano Pío Ballerna, nieto del fundador de la dinastía de orfebres. Pío Ballerna trabajó muchos años como grabador en la Casa de la Moneda. En 1781 obtuvo el premio de grabado de medallas otorgado por la Real Academia de San Fernando. Curiosamente ese mismo año, otro vitoriano, Justo Antonio de Olaguibel obtuvo la medalla de oro otorgada por dicha Academia en el apartado de arquitectura.

De esta familia vitoriana, casi caída en el olvido total en su Vitoria natal, conocemos su historia y sus recuerdos, gracias al estudio realizado por mi amigo José Julián Letona a quien Eusko Ikaskuntza le editó el libro, “Un vitoriano en la Academia. Don Pío Ballerna y su entorno familiar".

 Argazkiak: Juan Carlos Abascal, Wikipedia

Testua:  Juan Carlos Abascal,

 

domingo, 21 de febrero de 2021

RECORDANDO A CARLOS ABAITUA - CARLOS ABAITUA OOROITUZ

 


Otsailaren 13an hamar urte bete dira Carlos Abaitua apaiz, pentsalari eta gizon konprometitua hil zela. Une hartan artikulu bat publikatu nuen nire blog batean, eta hamar urteren ondoren orduko idazkia gaztelerara tzuli eta txoko honetan publikatzea iruditu zait bitartekorik onena gizon haren gaineko oroitzapena bizirik iraunarazteko.

El 13 de febrero se ha cumplido el décimo aniversario de la muerte de Carlos Abaitua, sacerdote, pensador y hombre comprometido. A su fallecimiento escribí un artículo en mi blog, y he querido recuperarlo traduciéndolo al castellano. Sirva para mantener viva la memoria de aquel hombre extraordinario.


Ha muerto Carlos Abaitua. El 13 de febrero se apagó la vida del sacerdote comprometido desde su fe cristiana en el servicio ininterrumpido a los colectivos sociales. El hombre profundo y entregado al prójimo que desde su ordenación hace sesenta y cinco años ha perseguido la injusticia social se nos fue para siempre, tras una corta enfermedad que le tenía retirado.

Era mi amigo de siempre. Y tanto que de siempre, ya que nos habíamos conocido en 1957, dentro de un ambiente familiar, en el pueblito alavés de Villamardones. En aquel entonces la Secretaría Social del Obispado de Vitoria, donde él trabajaba, explotaba una granja agro-pecuaria en el citado lugar, con el objetivo de procurar alimentos adecuados para los más necesitados de la diócesis. Desde aquel lejano primer encuentro –yo un niño de nueve años- nuestra relación fue creciendo y Carlos fue convirtiéndose en mi referente cristiano.

Había nacido en Bérriz en 1921 y se ordenó sacerdote en 1946 en el Seminario de Vitoria-Gasteiz. Continuó sus estudios en Roma y a su regreso pasó al Obispado de la capital, donde comenzó a trabajar a favor de los pobres y desamparados. Predicó la doctrina de la liberación, con un discurso fresco, decidido, siempre de máxima actualidad.

Se debe a Abaitua el diseño del barrio gasteiztarra de Adurza, erigido en un momento en que la capital alavesa era destino final de un gran flujo de inmigración, en condiciones prácticamente infrahumanas. Se convirtió en consejero espiritual y material de un sinfín de inmigrantes, llegados a nuestras tierras con poco más que el cielo y la tierra. En más de una ocasión me habló de las misas que celebraba en el poblado de Santiagolarra, de Ullibarri Gamboa, para los cientos de trabajadores llegados a la construcción del embalse. 

Carlos Abaitua y José María Setien escribieron en aquella época el opúsculo “Un barrio nuevo” donde

afirmaban: “La Iglesia con presencia activa en el barrio es una pieza fundamental en las futuras relaciones humanas del poblado, algo así como una Iglesia indígena en medio de la cristiandad naciente” 

La tesis doctoral de Abaitua, realizada en 1964, versó en torno a “La doctrina sobre la libertad política en el magisterio del Papa León XIII” En dicho trabajo hace una valiente defensa de los valores que el liberalismo pone en riesgo, aplaudiendo el camino abierto por Juan XXIII con la encíclica “Pacem in terris”

Carlos Abaitua anteponía a cualquier otra vía el diálogo decidido que permita superar las diferencias entre las personas. Eso es, precisamente, lo que reivindicaba en su libro “Católicos desunidos”, en una llamada a desactivar los extremos encontrados. Estaba convencido de que la intercomunicación es la base del acercamiento entre teorías alejadas. Y defendía la construcción de puentes entre ideas contrapuestas. El citado libro suponía el quinto de la “Colección Antena”, siguiendo en el orden de aparición a autores como Ricardo Alberdi, Gregorio Rodríguez de Yurre, José María Setién y Jerez Tiana. Sin duda, todos ellos excelentes pensadores y comprometidos militantes cristianos. Son palabras de Abaitua:

 “La transformación del sistema económico no puede hacerse sin el sacrificio de todos, aceptando una reducción del consumo. Para solucionar el paro hay que invertir y para invertir hay que ahorrar; por esto, la solución de la crisis económica y laboral pasa por la austeridad y por la superación de esta sociedad consumista en la que nos movemos” 

¿Nos recuerdan algo esas palabras? Parecen dichas, precisamente, para hacer frente a la gran crisis que azota en nuestros días a la sociedad en general. ¡Y son de 1982! Concretamente de cuando estaba al frente de la Facultad de Teología de Vitoria. Y ya para entonces Abaitua consideraba arcaico nuestro sistema económico. 

En los funerales de Carlos Abaitua, quien fuera su amigo y compañero Jose María Setién afirmó que Abaitua significaba el progresismo en la iglesia, convencido como estaba de que no es suficiente el puro credo religioso para entender y  extender el evangelio. Conocer la realidad sociológica y trabajar con ella era para Abaitua  totalmente necesario a la hora de llevar a cabo la función pastoral. Tener conocimiento de la naturaleza de la crisis era en Abaitua la base para poder optar a la evolución esperanzadora de la sociedad. Según Setién, ésa era una cualidad natural en Carlos Abaitua: “Descubrió cómo debe de estar en su sitio el sacerdote, sin vivir de espaldas a las grandes necesidades de los seres que, aun sus penurias, deben de ser amados” 

Abaitua fue consecuente con su fe cristiana. Denunciaba la demagogia, sobre todo la de quienes sin haber hecho nada por evitarlas condenan las injusticias. Reivindicaba sin desmayo la defensa de los derechos humanos, siendo la justicia social el motor de todos sus actos. Era de los que pretenden la evangelización por medio de los hechos. Como anécdota diré que la última vez que paseé con él por las calles de la capital alavesa me hizo una encendida defensa del derecho de las mujeres musulmanas llegadas a Euskal Herria para vestir su tradicional velo.


Pero Carlos Abaitua era además un hijo de su pueblo, un vasco que amaba Euskal Herria, y que sufría cada vez que se producía cualquier hecho violento que sacudiera nuestra sociedad. Estaba convencido de que la iglesia vasca debía tomar parte en la labor de pacificación entre los ciudadanos. Junto a José Antonio Pagola publicó en 1990 “Cambio social y evangelio en el País Vasco” y en el libro decía:
“El magisterio de los Obispos vascos sobre la paz ha llegado poco a las bases eclesiales. Sin embargo son éstas las que se deben implicarse en lo que debe asumirse como una prioridad pastoral específica de los cristianos vascos. La pacificación condiciona el propio proceso de la fe en Euskadi. Algo habría que hacer para que las bases asuman como suyo lo que les corresponde. ¿No ocurrirá que al pueblo llano le dicen más los gestos que las palabras?

Carlos Abaitua nos dejó ahora hace diez años, pero su espíritu permanecerá entre nosotros mientras exista la injusticia social.

TESTUA ETA ARGAZKIAK: JOSEMARI VELEZ DE MENDIZABAL

ARTICULO ORIGINAL

https://txemax.blogspot.com/2011/02/carlos-abaitua-hil-da.html