Uribarri Ganboako elizaren aldaerarik berriena
1628koa da. Beraz, 390 urte betetzen dira oraingo itxuraren antzekoarekin goza
dezakegun eliza bertako herritarrak ikusten hasi zenetik. Aprobetxatu nahi izan
dut aurtengo abuztua eta berriro bisitatu dut, barrundik eta baita kanpai-dorretik
ere. Hiru urteko nire bilobaren laguntza interesgarriarekin bisitatu ere, hark
botatako galdera mordoari erantzun behar izan diodalarik, ahal izan dudan
moduan.
Eta txoko honetara ekarri nahi dut eliza honen
historia txiki bat, 2005ean argitaratu nuen “Ullibarri Gamboa” liburutik jaso
ditudalarik ondoko lerroak.
La actual iglesia de Ullibarri Gamboa
presentaba una estampa muy parecida a la actual en 1628, fecha en que se firma
la finalización de las obras de la fábrica, sacristía y adyacentes. He aprovechado este agosto para realizar una
visita muy privada a su interior y, así mismo, a la torre de la iglesia. Y lo
he hecho con un único testigo, mi nieto de tres años, quien ante lo que
contemplaba por primera vez no paraba de preguntarme sobre toda cuestión que le
impresionaba. Y he contestado… como he podido.
A continuación doy a conocer datos que sobre
esta iglesia publiqué en mi libro “Ullibarri Gamboa” que edité en 2005, con
ayuda de la Diputación Foral de Alava.
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Ullibarri Gamboa honra a San Andrés como
patrón y a él tiene dedicada su iglesia. Se trata de la construcción más
sobresaliente del pueblo, y merece la pena destacarla. Son varios los autores
que han publicado sobre esta parroquia. Yo mismo, en 1.982, dí a conocer unos
datos en la revista “Ganboa” que los había contrastado con el gran estudioso
del arte religioso alavés Gerardo López de Guereñu.
Las primeras noticias que tenemos de la
parroquia se remontan al año 1.543,
con el primer libro sacramental donde se
relacionan bautizos, casamientos y defunciones. Posteriormente, en 1.616, se
abre el libro de cuentas de fábrica, siendo cura el licenciado Juan López de
Meñano Gamboa. Ahora bien, los primeros apuntes económicos no aparecen hasta
1.646, con una referencia a 800 reales de limosna dejados por el licenciado
Juan Ruiz de Cortázar, cura y beneficiado de Ullibarri Gamboa, quien testó a
favor de la parroquia.
La
iglesia, de fábrica gótica, está construida en planta de cruz latina,
seguramente a principios del XVI. Las obras en el interior - retablo, altar
mayor, capillas etc- son posteriores, incluso del XVIII avanzado.
Sobre
la fábrica dice la Enciclopedia Auñamendi,
según texto de Alberto Gárate:
“Planta
de cruz latina con cabecera ochavada. Bóveda semiestrellada en la cabecera.
Interesante bóveda en el crucero, de terceletes y combados figurando estrellas
superpuestas. Nave de dos tramos con bóvedas de terceletes. Claves pintadas.
Desde comienzos del siglo XIX, los apeos de las bóvedas son pilastras,
conservándose en la cabecera dos apeos gotizantes con las figuras de S. Andrés
y S. Pedro en los capiteles”
Por
lo que se refiere al retablo, renacentista, su ejecución corrió a cargo del
escultor Pedro de Ayala, vitoriano, quien lo entregó en 1.646. Pedro de Ayala
está considerado como uno de los representantes de la escultura romanista
alavesa del primer tercio del XVII. A partir de la llegada a Vitoria del gran
escultor vallisoletano Gregorio Fernández el estilo de Pedro de Ayala se
transformó, dándose un mayor acercamiento hacia un tipo de escultura más
esculturista, de proporciones más equilibradas.
Salvador
Andrés Ordax, en su obra “Gregorio Fernández en Alava” nos aporta los
siguientes datos:
“...
es el tipo de Virgen, mujer joven, dispuesta de modo frontal, carente de
movimiento, vestida con capa que cuelga casi en vertical de los hombros, cabeza
descubierta, pelo ondulado, cayendo largo por los lados, con las manos
juntas... Este modelo de Inmaculada se difunde a partir de la obra de Gregorio
Fernández, siendo el área de extensión fundamentalmente Pedro de Ayala y José
de Angulo. El primero se adhiere de manera decidida al modelo de Fernández en
el retablo de Ullibarri Gamboa.
...
a raíz de la intervención alavesa de Gregorio Fernández se nota cierta
variación en los retablos de esta provincia. Suelen ser de uno o tres paños,
pero sin demasiados entrantes y salientes. No abrumará ya la aplicación de
ornamentación, ni la utilización de excesivas esculturas. Las calles tendrán
unas proporciones apropiadas a la dimensión de la escultura. Lo mismo se puede
decir de los nichos y hornacinas. Esto se ve con claridad en muchos retablos
del segundo tercio del siglo XVII, como son los de Ullibarri Gamboa, Zalduendo,
Ali...”
Un
dato curioso sobre el retablo de Pedro de Ayala es que la parroquia no estaba
muy de acuerdo con lo que el artista exigía como contraprestación económica a
su obra. La parroquia envió a sus mayordomos a Salvatierra, Oñati, Segura y otras
localidades donde el artista había también trabajado. En Cegama existía un
retablo similar. Las dos partes litigantes nombraron sus tasadores, trabajo que
duró diez días y la parroquia tuvo que abonar la comida para los tasadores, sus
criados y cebada para las cabalgaduras.
La
cosa no debió de quedar nada clara ya que la deuda no se liquidó hasta... ¡el
23 de diciembre de 1.700! Habían transcurrido cincuenta y cuatro
años desde la
entrega del retablo.
Seguimos
leyendo en la Enciclopedia Auñamendi el siguiente apunte, también redactado por
Alberto Gárate:
“El dorado es de mediados del siglo XVIII y
obra de José de Solano. Banco, dos cuerpos de cinco calles y remate. En arco
central, con florones en el intradós y ángeles en las enjutas. Sagrario-templete,
dorado a mediados del siglo XVII por Juan de Amigo, con basamento decorado
vegetalmente, cuerpo inferior con cuatro columnas torsas y relieves de Cristo
Resucitado en la puerta y de S.Pedro y de S.Pablo en los nichos laterales,
entablamento, cuerpo superior con cuatro columnas jónicas, torsas y acanaladas,
y relieves de Abraham y Melquisedec en el nicho central y efigies de los santos
Juanes en los marcos laterales y, todo ello, rematado por cúpula estriada.
En el banco, buenos relieves de ángeles en las
pilastras de apeo del primer cuerpo, figuras sedentes de los Doctores de la
Iglesia latina en las calles laterales y efigies de los Evangelistas en las
calles centrales, todo ello de muy buena factura. Primer cuerpo de retablo con
seis columnas torsas y corintias, espléndida escultura de S.Andrés sedente en
la calle central, imágenes de S. Sebastián y S.Roque (1) en las calles centrales y relieves con escenas de la vida del titular en las
calles laterales. Buen entablamento. Otro basamento decorado geométricamente y
con frontón curvado al centro.
Segundo cuerpo del retablo con análoga
arquitectura al primero; muy buenas esculturas de la Inmaculada al centro, de
Sto. Domingo y de S. Francisco en las calles centrales y de la Visitación y de
la Anunciación en las laterales. Otro entablamento. Remate con figuras del
Calvario entre pilastras acanaladas, y faldones curvados y bajo frontón
triangular con Padre eterno; a los lados, florones y pirámides con bolas. Mesa
de altar barroca, rococó, de mediados del siglo XVIII”
Los
retablos laterales, transición barroco-rococó, fueron realizados en 1.777 por
el escultor y vecino de Ullibarri Gamboa Manuel de Ariznabarreta, quien preparó
también tres mesas de altar. Los trabajos los llevo a cabo, no obstante, en
base a la traza efectuada por el también escultor Santiago Mendizabal,
aramaixoarra de Untzella. Un año más tarde el mismo Ariznabarreta fue autor del
retablo colateral de la ermita de San Martín, sita en la cumbre del monte
Gaztelu en Ullibarri Gamboa. En la misma parroquia de San Andrés, Manuel de
Ariznabarreta construyó el púlpito, de madera, en el que aparecen seis columnas
acanaladas y paneles con óvalos
Las figuras de los retablos laterales de la
parroquia son la Virgen del Rosario y Santa Catalina. La primera es obra del
Santero de Pauyeta, Mauricio Valdivielso y la entregó en 1.782. La imagen de
Santa Catalina fue obra del escultor Diego de Ysla, quien la entregó en 1.670,
si bien fue el pintor vitoriano Juan Amigo quien la doró y estofó. La imagen de
San Antonio, al lado de la Epístola, fue realizada por el vecino de Elorrio
Juan de Munar, en 1.777.
Sobre
los retablos laterales dice Alberto Gárate en la Enciclopedia Auñamendi:
“Elegantes
entablamentos. Remates con nichos entre pilastras y frontones curvados; imagen
de S. José en el retablo izquierdo y de S. Antonio Abad en el derecho; ángeles
con palmas y trompetas. Coro bajo, neoclásico”
La
torre y el pórtico de la parroquia es de fecha posterior. La actual torre data
de 1.819. Cinco años antes la parroquia contrató al cantero vitoriano Mateo de
Garay para que diseñara la construcción de “la torre nueba que se intenta azer
por quanto la espadaña de dicha iglesia está desnibelada y amenazando ruina”. Y
en 1.819 es el arquitecto Manuel Chavarri el encargado de poner las condiciones
de la obra, que finalmente llevaron a cabo los maestros Clemente de Garay y
Juan Antonio de Urrestarazu, vecinos de Zuazo de Gamboa y Vitoria,
respectivamente.
El
estilo de la obra, de planta cuadrada, fue el neoclásico, y los vecinos del
pueblo ayudaron con su trabajo, en claro estilo auzo-lan o vereda. Por ejemplo,
la piedra se trajo en carros desde Elguea. Los carpinteros ullibarritarras
fabricaron los yugos de las campanas y esquilones y el también vecino de esta
localidad José Fernández de Larrino, maestro carpintero, fue quien realizó la
obra del pórtico. Este presenta cinco arcos de medio punto y la portada es
adintelada. No obstante, y aún a pesar de la aportación gratuita de sus
feligreses, la parroquia tuvo problemas de pago a Urrestarazu y Garay. Para
poderles liquidar la deuda la fábrica se vio obligada a sacar a pública subasta
doce heredades que le habían embargado.
No
me resisto a traer a estas páginas los datos que me procuró el amigo Patxo
Fernández de Jáuregui, descendiente de Ullibarri Gamboa, de cuya iglesia su
abuelo Saturnino fue sacristán a principios del siglo XX. Patxo ha realizado un
trabajo de investigación sobre las campanas de las torres alavesas y a él copio
los detalles sobre las del pueblo de sus mayores :
“El
cuerpo de campanas tiene cuatro huecos con arcos de medio punto, rematado con
cornisa, copas en las esquinas, todo ello de sillería. Cúpula con linterna
rematada con bola y cruz. Entrada a la torre desde el pórtico. Escaleras de
madera muy estrechas, de tramos rectos adosados a los muros de la torre. Por el
hueco de la escalera se descuelgan las pesas del reloj. Bajo el soldado del
campanario, cuarto de madera para la maquinaria del reloj de dos cuerpos,
montada en bastidor de hierro forjado, tipo jaula, escape de retroceso.
Hasta
los años cincuenta del siglo XX los toques diarios que se hacían eran: a
oración por la mañana, a medio día y noche, misa y rosario. Las vísperas de
fiesta se anunciaba con repique seguido de volteo de campanas, forma que se
repetía en el toque de oración del día de fiesta y media hora antes de la misa.
Este aviso para la misa dominical se conocía como “primera”, un cuarto de hora
antes de la misa se tocaba “la segunda” con seis golpes de campana y en el momento
de salir el sacerdote al altar “la tercera” con tres golpes (2)
En
el toque de difuntos, intercalados en el repique, se daban tres redobles cuando
el difunto era hombre y dos si era mujer; para niños se tocaba “ a gloria”
volteando la esquila pequeña. Las campanas no solo daban avisos religiosos como
mandan las Constituciones Sinodales, sino también toques civiles como a fuego,
concejo y vereda, que a pesar de las prohibiciones que la iglesia oficial
dictaba para no emplear las campanas en cosas profanas, se hacían para el
servicio de los vecinos.
Las
campanas de la torre son las siguientes, de cuyas características sobresalen:
1.-
Situación Norte. Año de colocación: 1.913. Fundidor: Hijo de Murua, Vitoria.
Diámetro base: 87´5 cms. Altura: 73 cms. Yugo de hierro fundido. Campana móvil.
Inscripción: IHS MARIA ORA PRO NOBIS AÑO 1.913.
2.-
Situación Este. Año de colocación: 1.888. Fundidor: Esteban Echebaster,
Vitoria. Diámetro base: 82´6 cms. Altura: 76 cms. Yugo de hierro fundido.
Campana móvil, volteo manual. Inscripción: SAN ANDRES ORA PRO NOBIS AÑO DE
1.888.
3.-
Situación Sur. Año de colocación: 1.568. Fundidor: No consta. Diámetro base:
101´5 cms. Altura: 70 cms. Yugo de madera. Campana fija. Inscripción (en el
tercio): ANDREA SXPI FAMVLVDIGNVSDEI APOSTLVOSA DXPI GREMIVM DVCAT SVVM ISTVM
POPVLVM. Inscripción (en el medio pie) HOC SIGNVM CRVCISERIT IN CELO CVM
DOMINVS AD IVDICANDVM VNERIT* AÑO MDLXVIII.
4.-
Situación Oeste. Año de colocación: 1.783. Fundidor: No consta. Diámetro base: 109
cms. Altura: 84 cms. Yugo de madera. Campana fija. Inscripción: IHS * MARIA*
STE * ANDREA* ORAPRONOBIS * AÑO DE 1783”
Además del templo parroquial, otra de las
edificaciones religiosas de relativa importancia en Ullibarri Gamboa fue la
ermita de Santa Marina, cuya imagen fue en 1.956 trasladada a la parroquia para
que las aguas del pantano no la cubrieran. Esta imagen fue posteriormente
depositada en el Museo Diocesano. También se cobijaban en aquella ermita otras
imágenes de San Antonio y San Vicente, procedentes de otras ermitas derruidas
Muy seguramente la ermita de San Vicente ya
existía para el siglo X. En la relación de nombres de vecinos del poblado de
Lete en el año 952 aparece un Tellu Vinquentice. Este Vinquentice puede hacer
referencia a San Vicente, a quien estaría dedicada la iglesia del poblado.
Datos sobre el templo parroquial de San
Andrés, de gran riqueza y trabajados con una exquisitez propia de la autora,
los puede encontrar el lector en el “Catálogo monumetal. Diócesis de Vitoria VIII”.
Micaela Portilla ha hecho en este tomo dedicado a “Los Valles de Aramaiona y
Gamboa. Por Ubarrundia a la llanada de Alava” un magnífico trabajo, dentro del
Catalogo Monumental de la Diócesis de Vitoria.
Josemari Velez de Mendizabal
Argazkiak: JMVM
(1) A estos dos santos se los consideraba abogados contra la peste,
enfermedad que había dejado su trágico recuerdo en Ullibarri Gamboa.
(2) Hoy en día (2005) también se utilizan estos toques.