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Arestian liburu batean bildu ditu Sabin Salaberrik bere musika-obra ugari. Ez daude denak, baina liburuak – Araba Abesbatzaren 50. urtemuga ospatzeko kaleratu dena- ideia ederra ematen digu Aramaioko musikari honen obren gain. Gure txoko honetara ekarri nahi izan dugu albistea, eta baita musika aditu eta Araba Abesbatzaren kidea dugun Manu Sagastumek “Sabin Salaberriren lanak” euskaraz idatzitako libururako idatzitako hitzaurrea ere.
Sabin, zorionak! Eta biei gure eskerrona.
Hace unas pocas fechas Sabin Salaberri ha publicado un nuevo libro – “Sabin Salaberriren lanak”- recogiendo una parte importante de su producción musical. No está la obra completa pero el libro –que sale con motivo del 50 aniversario del Coro Araba- ofrece una magnífica idea de lo que ha sido hasta la fecha la faceta compositora del gran músico aramaixoarra. Hemos querido traer a este rincón la noticia, acompañada del del prólogo al mencionado libro, firmado por Manu Sagastume, experto musical y compañero de Sabin en el Coro Araba,
¡Zorionak Sabin! Y a los dos nuestro agradecimiento.
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Eskerrik asko, Sabin
A lo largo del año 1968, un grupo de jóvenes entusiastas, por iniciativa de Ernesto Torquemada y de quien esto escribe, veníamos reuniéndonos con el propósito de formar un coro de voces graves; para dirigirlo habíamos contado, en principio, con Antton Lete Ruiz de Azúa. Todos, especialmente el mismo Antton, éramos conscientes de la necesidad de que alguien con mayor bagaje musical tomase las riendas del proyecto que intentábamos sacar adelante; esto le permitiría a él, además, la posibilidad de aportar directamente su voz y su técnica de canto. Así el propio Lete contactó un 15 de octubre de dicho año 1968 con Sabin Salaberri Urcelai que aceptó nuestro ofrecimiento y se puso al frente de lo que todavía era poco más que una cuadrilla de amigos pero que, al cabo de un corto tiempo, pasaría a llamarse Coro ARABA.
Es seguro que esta decisión ha sido determinante en el carácter y el devenir del coro. En efecto, contar con Sabin ha significado a lo largo de estos años mucho más que tener a un verdadero músico al frente de la agrupación; no es posible siquiera imaginar los cincuenta años de existencia del coro —estos cincuenta años vividos de este modo— con otro punto de partida diferente. Cierto es que, desde el comienzo, el Araba se ha regido con un funcionamiento completamente democrático, que las decisiones tomadas se han adoptado en un clima de plena participación; pero sin duda, la personalidad y el trabajo de un director como Sabin han sido elementos básicos en la historia que hemos vivido.
Sabin Salaberri llegó al Coro Araba con una formación musical en gran parte superior a lo que era usual en la mayor parte de los coros aficionados de aquel momento; pero llegó también con un espíritu y unas aspiraciones socio-culturales que se articularon perfectamente con lo que los miembros del grupo respirábamos. No era fácil, en el ambiente político de los últimos años de dictadura, hacer fructificar una experiencia de grupo que, además y con muchas limitaciones, mantenía una personalidad reivindicativa a favor de la libertad y de la cultura euskaldún.
Tal vez hubiera resultado más sencillo centrar la atención del coro en la dedicación a la música polifónica histórica—muchos de nosotros proveníamos de la Schola Cantorum del Seminario Diocesano de Vitoria— y al repertorio vasco tradicional. Otros coros lo hacían y, con las dificultades que el régimen imponía para las reuniones, vivían en una cuestionable tranquilidad. Esta solución, con Sabin, no pudo ni siquiera plantearse.
En esos años finales de la década de 1960, en Euskal Herria se estaban produciendo varios movimientos de gran interés. Desde 1966 el grupo Ez Dok Amairu, en sintonía con otras corrientes como la Nova Cançó Catalana, se embarcó en un proceso de recuperación y renovación de la cultura y, en especial, de la música vasca. Al mismo tiempo, de la mano de Imanol Urbieta, surgió en Zarautz el ochote Oleskariak que, en el mismo 1968 y ya transformado en Coral de Cámara Oleskariak, triunfó en el “Certamen de la Canción Alavesa”, con la composición Itxasoetan, cuyo autor era precisamente Sabin Salaberri. Urbieta estaba, a su vez, empeñado en extender ese trabajo de regeneración al mundo coral.
Quizá éste fue el dato fundamental en la historia del Coro Araba: Sabin Salaberri no era sólo un músico-director, sino, de un modo específico, un músico-compositor. Este trabajo de creación tiene dos vertientes: por un lado, la labor de revisión, de “revisitación”, podríamos decir, de muchas melodías del folklore vasco, dotándolas de un ropaje armónico más cercano al momento; por otro, la producción de un corpus de nuevas canciones con textos que reflejaban inquietudes contemporáneas y con melodías que, estando claramente emparentadas con la tradición popular, presentaban sin embargo ese matiz de actualidad.
Del lenguaje musical de Sabin Salaberri se puede afirmar que no es en absoluto complejo; pero esta sencillez no puede confundirse con la facilidad ni, mucho menos, con la simpleza. En sus creaciones corales, Sabin busca siempre la adecuación de la armonía con la línea argumental melódica. Por ello, en particular en sus trabajos más relacionados con el folklore, es casi imposible encontrar elementos extraños que oculten el carácter popular de las composiciones; no hay guiños a supuestos modernismos ni a modas imitadoras de sensibilidades foráneas. Lo que sí hay es solidez y estructura. Y, sin embargo o quizá por eso mismo, Sabin es un compositor actual; bebe de las fuentes de un cancionero siempre vigente y aporta una visión contemporánea. Y deberíamos ampliar este comentario a su obra religiosa que sobre todo en lo que hace referencia a las nuevas creaciones en euskera, ha supuesto un importante enriquecimiento del repertorio sacro, incluso del popular. En el mundo coral euskaldún, su figura estará siempre presente, contribuyendo a aquellos ideales planteados en los pasados años 60, pero hoy igualmente vigentes: la revitalización de la cultura tradicional vasca y la ampliación eminente de su acervo musical.
Claro que, en este ámbito, era necesario centrar nuestra atención en los trabajos de composición de Sabin Salaberri; sin embargo, ni siquiera haciendo referencia a obras no incluidas en esta publicación dedicada a la música coral, podríamos agotar las distintas facetas de su rica personalidad. Porque Sabin ha sido toda su vida fundamentalmente un pedagogo; sus muchos años ejerciendo como profesor, Jefe de Estudios y Director del Conservatorio de Música “Jesús Guridi” de Vitoria-Gasteiz o el ejercicio de su responsabilidad al frente de la coordinación de las Escuelas de Música de Araba vienen a completar un trabajo que ya empezó varios lustros antes en el Seminario Diocesano de Vitoria.
Lo cierto es que él mismo reclama con todo derecho la continuidad de esa estirpe de músicos aramaiotarras que comenzó con el gran Vicente Goikoetxea Errasti, siguió con su sobrino —aunque nacido en Vitoria— Julio Valdés Goikoetxea y ha permanecido viva en su discípulo, el propio Sabin Salaberri Urcelai.
Manu Sagastume
Argazkia: Urrezko Zeledonak