Badirudi egun hauetan hotza itzultzen ari dela. Elurraren arriskuaz ere abisatu gaituzte. Juan Carlos Abascal bazkideak 1929ko gertaera gogor bat oroitarazten digu gaurkoan. Orduan elurrak Gaubeako bi artzain hil zituen.
La noticia no solo aparece en los medios locales y próximos, sino también la prensa francesa se hace eco de la noticia en los periódicos Gran Echo du Nord de la France, diario regional del norte de Francia. También la recogió La Gazzete de Bayona (que se publicó entre 1923 y 1944); y Le Journal
En la prensa próxima encontramos
la noticia en el Diario de Burgos.
Y en la prensa local vitoriana en el entonces periódico La Libertad, fundado por el antiguo alcalde de Vitoria y catedrático D. Herminio Madinabeitia en 1897, considerado el más antiguo de Vitoria, y se publicó hasta el 16 de enero de 1937.
Sin embargo, la noticia no aparece en el periódico local entonces también existente, El Heraldo Alavés, ya que faltan en los archivos y hemerotecas, los números 8401 y 8402 correspondientes a aquellas fechas de enero en que quizá pudo publicarse la noticia.
Centrándonos ya en la noticia, en los periódicos franceses como el diario de Burgos, se resume la noticia en que “dos pastores han muerto de frío en Valdegovía”, indicando la prensa francesa que pertenece a la provincia de Vitoria.
En cambio, en La Libertad la noticia es más amplia y exacta. El día 4 de enero, bajo el título El temporal Reinante, se pregunta ¿Dos hombres sepultados bajo la nieve? Y la noticia sigue describiendo el temporal crudísimo de nieves que es general en distintas provincias y también en Álava. Indica que “anoche comenzaron a circular rumores alarmantes”, pero a pesar de los esfuerzos de aquellos periodistas no pudieron averiguar la verdad de los rumores.
El gobernador confirmó el rumor, manifestando que lo había sabido por el alcalde de Miranda, y que en Valdegovía dos personas que habían salido al monte, fueron sepultadas por la nieve. La Libertad hizo gestiones telefónicas con la el puesto de la guardia civil de Espejo, con el de Miranda, con el juzgado de Instrucción y otras autoridades no sacando nada en limpio. A última hora de la tarde aseguran a La Libertad que la desgracia ha ocurrido en Zuazo de Cuartango, pero no pueden corroborar la noticia porque en aquella zona no hay teléfono.Es el día 5 de enero cuando La Libertad nos amplía y confirma la noticia, a través del Juzgado.
Se trata de un hombre sepultado entre la nieve. Comenta la noticia que según parece, dos vecinos de Osma, Fidel Pinedo y Pedro Aguayo, previendo el temporal de nieve que se avecinaba tanto por lo que había caído ya como lo que presuponían por el estado del cielo, salieron en busca del ganado para resguardarlo del temporal. Como no regresaban a sus casas vecinos de Osma salieron en su busca con gran peligro para ellos mismos y con gran sacrificio dada la cantidad de nieve acumulada, y además de noche. Se organizaron los vecinos por grupos y se distribuyeron las zonas de búsqueda. Uno de esos grupos encontró a Pedro Aguayo cubierto de nieve en una cuneta de un camino, presentando herida en una mano y sin duda por el frío había perecido ya, llevando su cuerpo al pueblo de Luna (Cuartango) donde quedó depositado. Pedro, dejó viuda e hijos.
El otro compañero, Fidel Pinedo, fue encontrado en una cabaña casi muerto de frío e inmediatamente fue socorrido por sus vecinos que le encontraron quienes le auxiliaron en vista de su lamentable estado de inanición, ayuda y auxilio que le salvó la vida.
Y esto es lo que se encontró en los archivos. Hoy que han pasado casi cien años de aquel acontecimiento he tratado de encontrar no testigos que por edad ya no están con nosotros, pero sí recuerdos o memorias de los habitantes de Valdegovía. Así Ricardo Angulo y su mujer Olga, del pueblo de Osma, y Juan Cruz Sobrón, del pueblo de Caranca, han prestado su memoria. Casualmente la mujer de Ricardo, Olga, es nieta de Fidel, y Juan Cruz recuerda la historia contada por su padre muchas veces pues no en vano tanto Pedro como Fidel eran de Caranca.
En los recuerdos de ambos, coinciden que al parecer fueron tres hombres los que fueron a recoger el ganado ante la nevada. Subieron a la sierra y ante las dificultades bajaron a Kuartango (creen que estuvieron en Arriano).
Allí la tercera persona que no hemos podido identificar decidió quedarse hasta que pasara el temporal y Fidel y el fallecido tomaron el camino para Osma, saliendo de nuevo a la sierra. Estos se refugiaron en una choza. Fidel se quedó en la choza esperando que amainara y el fallecido siguió hacia el pueblo..., encontrando la muerte por inanición en una cuneta del camino.
En el transcurso de esta investigación en los recuerdos y las memorias de sus gentes, he encontrado también que, en 1934, otra mujer de Valdegovía, Benita Ortiz de Zárate, tras visitar a su familia en Caranca, y cuando se dirigía a Bellojín, pueblo en el que residía, apareció también congelada en el camino a Villanueva de Valdegovía. Es evidente que el paisaje, cubierto de nieve y en pleno temporal seguramente, la despistó, pues tomó una dirección equivocada, en dirección totalmente opuesta a Bellojín.
Y aquí la trágica historia ocurrida en Valdegovía, en aquellos tiempos en que el duro invierno campaba en nuestro Valle, la vida era dura para aquellas gentes, costándoles incluso la vida como hemos podido ver, pero también subyace esa memoria, esa historia del valle que afortunadamente no sólo gracias a las hemerotecas podemos conservar, si no también transcurridos ya tantos años, a la memoria de las gentes de Valdegovía.
Testua eta argazkiak: Juan Carlos Abascal
Jose Ramon Aguirrezabal dice:
ResponderEliminarCreo recordar, de cuando trabajaba en Kuartango de veterinario, que un ganadero me contó que allá por la década de los setenta tres ganaderos de Unza se perdieron en el monte durante una nevada de órdago y uno falleció.
Lo triste del caso es que había mucha niebla y se encontraban a un paso del pueblo.dice:
Sigue aportando datos:
EliminarSucedió el 24 de enero de 1976 en la Sierra de Gibijo.
Quien me lo contó me dijo que dos que estaban muy cansados se quedaron esperando bajo un árbol mientras el otro fue a buscar ayuda. Se encontró con un grupo de rescate pero, para cuando hallaron a los otros dos, uno de ellos había muerto de frío.
Lo triste del caso es que debían estar a pocos minutos de Unza.