Hace ya un tiempo que en uno de mis artículos publicados en
el blog “Hots begi danbolinak” trataba sobre la relación del político alavés
Pedro Egaña Díaz del Carpio con el pueblo de Aramaio. Hubo en Mondragón en el
siglo XIX un escritor e historiador de origen aramaioarra, Miguel Madinabeitia, el cual no perdía la ocasión de visitar el solar de sus mayores y es así que, a
través de su amistad y vecindad con el también historiador Juan Carlos Guerra,
tuvo conocimiento de la ocasión en que el insigne defensor de los fueros vascos
había estado en Aramaio y había grabado en 1852 de su mano en sendos árboles
los nombres de sus hijos Gonzalo y Fernando, fallecidos prematuramente.
Pedro Egaña Diaz del Carpio |
En esta entrega de hoy recupero, de la mano de Madinabeitia,
aquellos recuerdos del vitoriano (1803) que falleció en Zestona en 1885, y fuera
en dos ocasiones ministro de la monarquía, así como Diputado General alavés,
periodista y, sobre todo, enamorado de su País Vasco y sus libertades.
Madinabeitia no pierde la ocasión, y además de darnos cumplida cuenta de su visita a los citados árboles, recogiendo y enviando a Pedro Egaña hojas verdes de los mismos, nos ofrece una visión de la Aramaio de la época, donde mantenía grandes amistades, entre ellas el padre del compositor Vicente Goikoetxea.
A continuación transcribo el artículo original del blog "Hots begi danbolinak"
A continuación transcribo el artículo original del blog "Hots begi danbolinak"
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“El Noticiero Bilbaíno” egunkarian, 2270 zenbakian, Arrasatetik 1881eko
urriaren 21n bidalitako kronikan, Miguel Madinabeitia arrasatear kronikagileak
idazten zuen oso kronika interesgarria, Aramaio herria eta Pedro Egaña Diaz del
Carpio euskal politiko foruzalea lotzen zituena. Irakur dezagun Madinabeitiak
zioena:
“Voy a dedicar esta carta al pago de una deuda de gratitud que tengo
pendiente. Hace dos meses que mi amigo D. Juan Carlos Guerra, estudioso joven,
hijo del reputado médico que fue del mismo nombre, visitó en su morada al
ilustre retirado de Cestona, quien invocando pasados tiempos y las afecciones
que entonces le ligaban a este y otros pueblos de la comarca, le recordó la
existencia cerca de Aramayona, de dos árboles en que hace 29 años grabó los
nombres de los ángeles Gonzalo y Fernando de Egaña, sus malogrados hijos.
Como mi amigo no podía ser insensato a las demostraciones del afecto, le
prometió que tan luego como regresase a su casa, pasaría a saludar en su
nombre, aquellos mudos testigos del cariño y del dolor, rindiendo culto a la
memoria de seres para él tan queridos; añadiéndole que para la excursión
invitaría a sus amigos don Vicente de Oquendo y a mi persona, cuyo pensamiento
me consta que agradó al esclarecido campeón de nuestras perdidas libertades,
según luego deduje de las frases benévolas que me dedicó en una de sus cartas.
Serían las tres y cuarto de la tarde del viernes 7 del actual cuando
nuestro coche hizo alto al divisar dos algo corpulentas hayas, con sus
letreros, que se destacan en un repechito que domina el camino real en el punto
denominado Bolincho, a un kilómetro escaso antes del pueblo de Aramayona.
Contemplamos con respeto dichos árboles, marcando en ellos nuestras iniciales y
la fecha que allí nos condujo el cumplimiento de un fin piadoso.
Acto continuo seguimos nuestra marcha al valle de Aramayona, pueblo que en
los tiempos antiguos estaba enclavado en la tierra llamada del Señorío de
Vizcaya y que se unió a la provincia de Alava por escritura de contrato de 9 de
agosto de 1489. Es título de condado que posee la casa de los marqueses de
Mortara y sus dignatarios se han considerado como los señores de Mújica y Olaeta,
contándose curiosos episodios de la Edad Media acaecidos en la fortaleza o
castillo de Barajuen, hoy una de sus diez anteiglesias o parroquias rurales.
En un documento de fecha 6 de abril de 1636 que a la vista tengo, el
dignatario de aquella casa se titulaba: duque de Ciudad Real, conde de
Aramayona, marqués de San Damián, de Barrica y de Paller, Gobernador y Capitán
General de esta M.N. y M.L. provincia de Guipúzcoa.
Nuestro primer acto al apearnos fue, en cumplimiento del encargo que mi
amigo llevaba, saludar al alcalde del valle, D. Patricio Altube, que nos
recibió con amabilidad, quedando agradecido de la visita, con doble motivo, por
la persona en cuya representación lo hacíamos. Mientras nos preparaban un
pequeño refrigerio en la casa del simpático señor Goicoechea (1), reconocimos
el pueblo, en que eché muy de menos aquel martilliteo y animación que producían
las muchas fraguas de herraje que existieron, allá cuando yo deletreaba el
catón en su siempre acreditada escuela de primera enseñanza.
Visitamos también la iglesia parroquial levantada de
nueva planta a principios del presente siglo, en reemplazo de la antigua de
Zalgo, dedicada a San Martín obispo de Turs, matriz de San Sebastián de Ibarra,
que está en la plaza y en la que, para satisfacer el servicio religioso del
público, se colocó el Sacramento el año 1605, pero que ya hoy no tiene
utilización. El decorado interior de la nueva iglesia ha mejorado notablemente
en los treinta últimos años, merced a los recursos de su fábrica a la piedad o
patriotismo de alguno de sus hijos; y en los objetos de arte que encierra, me
parece muy digno de ser visto un grupo del Descendimiento, entre cuyas figuras
destaca la de un ser viviente entregado al llanto y a la tristeza.
De allí pasamos a ver el nuevo
establecimiento balneario, cuyos departamentos, incluso las bañeras, nos
parecieron montadas con todos los adelantos del día. Ya en esto, creímos
llegada la hora de nuestro refrigerio y acudimos a la casa de D. Ignacio
Goicoechea, donde fuimos muy bien tratados, habiéndonos referido dicho señor
que los árboles objeto de nuestra visita fueron de su propiedad, y que el año
1852, siendo alcalde él mismo, se los adquirió Pedro de Egaña, quien había sido
ministro de Gracia y Justicia en 1846 y
más tarde de Gobernación en 1853”
Bost urte geroago, baita “El Noticiero Bilbaíno” egunkarian ere, 3853 zenbakian, eta Arrasaten 1886ko uztailaren 9an igorritako kronikan, honela idatzi zuen Miguel Madinabeitiak, “El corresponsal” izenordearekin:
“Raro es el año que dejo de hacer mi
excursión el día segundo de las fiestas de San Martín, al inmediato pueblo de
Aramayona, donde me ligan afecciones de amistad y parentesco. El 5 suele ser el
predilecto de las fiestas, pero he tenido este año que anticipar un día al que
era para mí de rúbrica, por acceder gustoso a la invitación que de antemano me
tenía hecha mi buen amigo don Vicente de Oquendo, interesado a su vez en
complacer a los nuevos cónyuges, sus hijos, (2) enseñándoles los árboles de
Bolincho, donde el insigne patricio don Pedro de Egaña trazó por su mano en
1852 los nombres de sus ángeles, como él les llamaba, Gonzalo y Fernando, y que
desde un año acá reposan juntos en una misma tumba.
Fue tal la estimación que aquel grande
hombre hizo de mi humilde persona que, aun a riesgo de pasar por inmodesto, no
puedo menos de recordar las frases que me tenía dedicadas en algunas de las varias
cartas que, para honra mía, nos habíamos cruzado.
En la de 11 de octubre de 1881 me
decía: “No es Vd. quien debe darme gracias por la parte que ha tomado en el
viaje a Bolincho (mi Meca de hoy más): soy yo, que hace años vengo leyendo sus
curiosas y eruditas epístolas vascas en El Noticiero Bilbaíno con la simpatía y
deleite que produce en mi alma cuanto se refiere al país. etc”
En la siguiente de 29 de dicho mes se
lee: “Gracias mil, Sr. D. M. por la nueva prueba de afecto que se sirve Vd.
darme con la interesante carta que ha dirigido Vd. a El Noticiero Bilbaíno, con
motivo de la romería a nuestros queridos árboles de Aramayona. Esa carta y la
anterior manuscrita y directa a mí que contenía las dos verdes hojas de las
hayas Gonzalo y Fernando las guardaré mientras viva en mi memoria y en mi
corazón como dos reliquias inapreciables"
Cumplida nuestra
peregrinación, el landó nos llevó en pocos minutos a Aramayona, cuando había
comenzado ya la novillada que mis obsequiantes vieron desde el balcón del
ayuntamiento, gracias a la cortés invitación del señor alcalde D. Domingo
Uribarren.
Las fiestas de San Martín no son ni la
sombra de lo que eran en otro tiempo, pues allí como aquí las costumbres
patriarcales van cayendo en desuso en términos que parece que no se quiere otra
cosa sino acabar con la tradición. Yo no sé si esto es mejor que aquello,
porque como suele decirse las cosas de este mundo son buenas o malas según cómo
se miren; pues al propio tiempo que han escaseado los aurrescus y otras
diversiones propias del país, es lo cierto que la plaza, de ocho a diez de la
noche, se llenó como en los mejores tiempos para solaz de las hijas de Eva"
Madinabeitiak aipatutako
Pedro Egaña gasteiztarra (Gasteiz 1803/ Zestoa 1885) politikan aritu zen.
Birritan hautatu zuten ministro espainiar monarkiarekin eta euskal foruen
defendatzaile sutsua izan zen. Hil arteko Senatorea izendatu zuten 1864an eta
Arabako Diputatu Nagusia ere izan zen. Lege gizona ofizioz, kazetaritzari ere
eskaini zizkion bere tarteak. Horrela, La España egunkariaren sortzaile eta
zuzendaria izan zen 1848an.
(1) Ignazio Goikoetxea, Bizente Goikoetxea
musikariaren aitaz ari da.
(2) Ikus ezkontza horren berri:
(2) Ikus ezkontza horren berri:
Texto y fotografías. Josemari Velez de Mendizabal