Beste behin nator txoko honetara Aramaioko istorio berri
batekin, blog honetako irakurleek ideia zehatzagoa izan dezaten Arabako bailara
eder eta askorentzat oraindik nahiko ezezagunari buruz. Aspaldi gertatu zen,
XVIII.aren amaieran. Eta istorioak antzinako mundu batera eramaten gaitu,
irudimenari hegan egiteko aukera eskainiz. Ez da legenda, errealitatea baizik.
Vuelvo a Aramaio, lugar sobre el que suelo escribir a menudo
en mi blog "Hots begi danbolinak" y lo hago con una historia que
acabo de publicar y que, como es lógico por haberse producido a finales del
XVIII, nos transporta a un tipo de sociedad rural ya desaparecida. Voy a dar a
conocer la pequeña historia de una abuela que, por razones prácticas, se
convirtió en madre nodriza de su nieta... a los 81 años. Traducido al
castellano, así publiqué en mi blog la noticia acerca de la abuela que dio su leche a la nieta.
"El oficio de amamantar niños ajenos ha sido conocido
hasta hace bien poco. La madre nodriza daba pecho a quien le contrataba y de
ahí la expresión de hermanos/as de leche. La historia que hoy traigo es
diferente y se trata de que una abuela se convirtió en madre nodriza de su
propia nieta... a los 81 años de edad. La noticia la encontré en la “Gaceta de
Madrid” del 20 de abril de 1804. Veamos lo que decía:
“María Catalina de Irazuegui nació en 1º de Marzo de 1717 en
la anteiglesia de Echaguen, del valle de Aramayona, de la provincia de Alava.
Siendo de edad competente, casó con Agustin de Zavala, de quien tuvo algunos
hijos, y entre ellos a Francisco,que contraxo matrimonio con Tomasa de Aispe,
vecinos de la anteiglesia de Arejola, del mismo valle.
Quedó viuda la citada Maria Catalina 16 años ha en compañía
de su hijo y nuera, y quando se hallaba en la edad de 81 años, su nuera dio a
luz una niña, que se bautizó en 14 de mayo de 1798, con el nombre de Gregoria
Bonifacia. El alimento de la madre era escaso y mucho el trabajo: la criatura
padecía hambres que la obligaban a llorar: un día que la madre se ocupaba en
las labores de una heredad arrendada dexó a la niña al cuidado de su
abuela, la que compadecida de los lloros de la nieta , por no haber en la
vecindad mujer que la suministrase leche, la aplicó a sus pechos, que los
agarró de tan buena gana por la hambre que padecía, que sin duda sacó alguna
substancia , pues aplacó sus lágrimas.
Al siguiente día hicieron la misma operación la abueIa y
nieta, y a pocos que continuaron se halló la vieja con tanta leche en sus
pechos como si fuera una moza de 25 años: de forma que crió a la niña por el
dilatado espacio de 4 años, y en el día viven la abuela y nieta llenas de
miseria y pobreza. Cumplidos los citados años de lactancia hubo mucha
repugnancia de parte de la nieta para apartarse de la abuela, la que aún se
hallaba con tanta abundancia de leche que, para evitar los dolores de la
opresión, fue preciso se aplicase los medicamentos que dictó el cirujano, estando
a la sazón en la edad de 85 años”
Maria Catalina Yrazuegui Urizar nació en 1717 en el barrio
Etxaguen de Aramaio, siendo sus padres el bergarés Bartolomé y la
aramaioarra Catalina. El padre demostró su hidalguía en en ayuntamiento de
Aramaio en 1740. La tal María Catalina casó con Agustín Zabala Murua y tuvieron
seis hijos/as. Una de ellos, Francisco Martín, se casó con la mondragonesa
Tomasa Aspe en 1790 y tuvieron una hija, Gregoria Bonifacia, el 14 de mayo de
1798. Para entonces María Catalina había enviudado y vivía con su hijo en el
barrio de Arexola.
El reportaje de la Gaceta de Madrid es de 1804 y María
Catalina la abuela nodriza murió el 7 de mayo de 1806, en el caserió de
Arexola. La nieta Gregoria Bonifacia falleció el 24 de enero de 1857, por lo
que se puede decir que no le fue del todo mal la leche de su abuela"
HOTS BEGI DANBOLINAK BLOGEAN
Testua eta argazkiak: Josemari Velez de Mendizabal
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