La
iglesia de San Vicente ha estado ligada al culto de la Pasión por lo menos
desde el siglo XVI. En ella está instalada la conocida como capilla de los
Pasos. De esta capilla escribía Landázuri en el siglo XVIII: "...la
Capilla de la Santa Vera-Cruz, en cuyos Altares, en número de siete, están
colocados los devotos, y primorosos pasos que sirven para las Procesiones que
salen desde esta Parroquia los días de Jueves y Viernes Santo."
Precisamente,
Enrique Guinea captó en una de las imágenes, el regreso de una de las
procesiones. Como curiosidad, vemos que los únicos nazarenos con capucha que
salen en ella son los que portan el paso del Descendimiento, lo que da una idea
de la evolución en el desarrollo de estas manifestaciones religiosas. No se
puede decir con exactitud la fecha de la foto, pero sí podemos fijar un límite
por la existencia de la casa contigua a la Parroquia, cuya puerta principal
ostentaba el número uno de la calle Cuchillería. Esa casa, conocida como el Portal
de los Abuelos, comenzó a derribarse el diez de noviembre de 1924. Por un
incidente, se paralizó la demolición durante diez días. El dos de diciembre
continuaban ya definitivamente los trabajos de derribo. Dos ilustres
vitorianos, Eulogio Serdán y Joaquín Bellsolá, escribieron varios artículos en
el Heraldo Alavés sobre la historia del edificio. Perteneciente a la familia de
los Vélez de Guevara, pasó por enlaces matrimoniales a los Álava, y luego a los
Velascos. En el siglo XIX, Manuel José de Velasco encargó un proyecto de
reforma al arquitecto Martín de Saracíbar, pero no llegó a hacerse. Su sucesor,
vendió el edificio a la Iglesia de San Vicente, si bien el pago lo realizó
Ricardo de Augustin, quien pensó en derribarla y sustituirla con un bello
proyecto del arquitecto de la Catedral Nueva, Julián de Apraiz, que incluía
siete arcos similares a los de los Arquillos en la calle de la Cuchillería y
otros tantos en la Cuesta de San Vicente. Nada se hizo.
Pero
sigamos con la iglesia de San Vicente. En otra de las fotografías realizada
también por Guinea podemos ver que en lugar del pórtico existente en la
actualidad, el acceso a la Parroquia se hace por dos escaleras opuestas
protegidas por una barandilla. El pórtico cubierto fue construido en 1931 con arcos
procedentes del derruido convento de San Francisco. Se puede observar también
la falta del reloj. Éste no sería colocado hasta 1939.
Esta
iglesia se construyó sobre un antiguo fuerte-castillo del que se tienen
noticias de varios Alcaides. Sobre la fundación de la Parroquia como tal no se
conoce la fecha exacta. Se conoce una provisión de los Reyes Católicos fechada
en 1484 para que el entonces Alcaide, Juan de Mendoza, la dejase libre de todos
los pertrechos y la entregase a la Ciudad, que, al recibirla, hizo derribar
pretiles y almenas para beneficio del culto. Después, la Parroquia ha pasado
por numerosos sucesos que la hicieron perder su carácter. Cuando la invasión
francesa fue convertida en tahona. Cuando la guerra carlista de la década de
los treinta del siglo XIX fue ocupada por las tropas gubernamentales. Hasta
1851 no recuperaría su ejercicio parroquial.
En la
tercera fotografía procedente del archivo municipal, de autor anónimo, vemos la
torre sin el remate. Esta es una de las imágenes más antiguas que se pueden
contemplar de nuestra ciudad. Observándola con detalle, se pueden apreciar unos
andamios a la altura del campanario. Corresponden a una obra de reedificación
según plano del arquitecto Pantaleón Iradier, el mismo que diseñó el antiguo
Instituto, actual Parlamento Vasco. Esa obra se aprobó en septiembre de 1860,
pero ocurrieron muchos y desagradables incidentes que al cabo del tiempo
obligaron a paralizar los trabajos. En 1870, según explica Julián Sampedro en
el Catálogo Monumental de la Diócesis, Martín de Saracíbar, el arquitecto que
realizó el Palacio de la Diputación y la Cárcel de la calle de la Paz, presentó
el pliego de condiciones para ejecutar la obra de la cornisa de la torre. Unos
meses más tarde hace lo mismo con el proyecto de la cúpula de piedra. Los
trabajos, según las condiciones del contrato, debían estar terminados en el año
1872.
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Berriro ere, Jose Mari Bastida "Txapi" Urrezko Zeledonak (1991) bere ekarpen interesgarria eskaintzen digu. Oraingoan, zer ikusirik du Aste Santuarekin. Eskerrik asko, Txapi. Una vez más, el Celedón de Oro (1991) José Mari Bastida "Txapi" nos ofrece un interesante relato, en esta ocasión aprovechando las fechas de Semana Santa. Muchas gracias, Txapi.
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