ROGATIVAS. EL MUNDO AGRÍCOLA Y LA BÚSQUEDA
DE PROTECCIÓN DIVINA.
Aspalditik, udaberria
etorri bezain pronto, abeltzainak eta nekazariak zeruari begira aritzen ziren,
nekazal munduan ekaitzak, haizeak, lehorteak, trumoiak eta kaskabarrak arerio
krudelak ziren eta. Uzta ona izateko asmoz jaungoikoari babesa eskatzen omen
zioten gure baserritarrek. Zeruaren beldur zeuden eta zeruaren babesa bila errogatibak
egiten zituzten. Errogatiba izenekoaz ari gara. Errogatibak erlijiotasunarekin
zerikusia zuten erritualak ziren, eta
egia esan, testigantzek baieztatzen duten bezala, oso anitzak eta ugariak izan genituen Arabako
lurraldeetan zehar.
Gaur egun, Meteosat izeneko satelitea martxa jarri zutenetik, errituala hauexek poliki joan dira desagertzen. Hala eta guztiz ere, zenbait lekutan, Haranako bailarako Done Bikendi herrian adibidez, errogatibak mantentzen dira.
Gaur egun, Meteosat izeneko satelitea martxa jarri zutenetik, errituala hauexek poliki joan dira desagertzen. Hala eta guztiz ere, zenbait lekutan, Haranako bailarako Done Bikendi herrian adibidez, errogatibak mantentzen dira.
Vivimos
tiempos de incertidumbre en lo concerniente al clima. Todos somos conscientes,
de una u otra forma, de los cambios que la meteorología está experimentando en
las últimas décadas. Inviernos suaves, en los que a la nieve y el hielo son
cada vez menores, veranos fríos que se alternan con periodos de sequías, los
daños en la piel producidos por el sol que provocan casos de melanomas o
tumores malignos. Los científicos nos hablan del calentamiento global de
nuestro planeta, del agujero en la capa de ozono, de la contaminación generada
por las sociedades industrializadas y de lo que se viene a denominar, de forma
genérica, el cambio climático.
No sabemos a ciencia cierta por qué será, pero nuestros mayores lo resumen de forma certera cuando nos comentan: …el tiempo está mucho loco. Ya no nieva ni la tercera parte que antes, en verano muchas fuentes se secan y…algunos árboles florecen en febrero. ¿Dónde se ha visto esto?
Sin duda los avatares de la climatología los sufrimos, en mayor o menor medida, todos; pero indudablemente sectores como el turístico, el pesquero y el agrícola-ganadero dependen directamente de lo que la meteorología marque.
No sabemos a ciencia cierta por qué será, pero nuestros mayores lo resumen de forma certera cuando nos comentan: …el tiempo está mucho loco. Ya no nieva ni la tercera parte que antes, en verano muchas fuentes se secan y…algunos árboles florecen en febrero. ¿Dónde se ha visto esto?
Sin duda los avatares de la climatología los sufrimos, en mayor o menor medida, todos; pero indudablemente sectores como el turístico, el pesquero y el agrícola-ganadero dependen directamente de lo que la meteorología marque.
Si llueve
demasiado no se puede sembrar, si llueve poco las plantas pueden agostarse, si
el viento norte sopla frío es imposible cosechar y en periodo de sequía se
corre el peligro de vaciar las balsas de riego.
Los hombres del campo siempre están pendientes de los partes meteorológicos y las informaciones de los satélites o de los correspondientes departamentos de las administraciones públicas, que aportan una información certera sobre la aparición de frentes fríos o de tormentas veraniegas.
Pero… ¿qué ocurría hace treinta años cuando el satélite Meteosat no formaba parte de nuestras vidas? En aquella época lo más aproximado a una predicción meteorológica se reducía a la aparición de Mariano Medina, el popular hombre del tiempo, con unos rudimentarios mapas de líneas isobaras en los que aprendimos que un anticiclón se representaba por una A y que la B, también llamada depresión, significaba que posiblemente al día siguiente no iríamos a la piscina. La ciencia de predicción meteorológica era aquellos años pionera y las predicciones se caracterizaban más por sus errores que por sus aciertos. Por eso no era de extrañar que, en el mundo rural alavés, al igual que en otras regiones, se recurriera todavía a rituales heredados de los antepasados en los que se pedía la intercesión divina para librar a nuestros campos de penalidades y asegurar buenas cosechas. Me estoy refiriendo (las personas de cierta edad ya lo habrán adivinado) a las famosas rogativas.
Los hombres del campo siempre están pendientes de los partes meteorológicos y las informaciones de los satélites o de los correspondientes departamentos de las administraciones públicas, que aportan una información certera sobre la aparición de frentes fríos o de tormentas veraniegas.
Pero… ¿qué ocurría hace treinta años cuando el satélite Meteosat no formaba parte de nuestras vidas? En aquella época lo más aproximado a una predicción meteorológica se reducía a la aparición de Mariano Medina, el popular hombre del tiempo, con unos rudimentarios mapas de líneas isobaras en los que aprendimos que un anticiclón se representaba por una A y que la B, también llamada depresión, significaba que posiblemente al día siguiente no iríamos a la piscina. La ciencia de predicción meteorológica era aquellos años pionera y las predicciones se caracterizaban más por sus errores que por sus aciertos. Por eso no era de extrañar que, en el mundo rural alavés, al igual que en otras regiones, se recurriera todavía a rituales heredados de los antepasados en los que se pedía la intercesión divina para librar a nuestros campos de penalidades y asegurar buenas cosechas. Me estoy refiriendo (las personas de cierta edad ya lo habrán adivinado) a las famosas rogativas.
En numerosos
lugares de la Montaña Alavesa, como en el Valle de Arana, las rogativas
completaban otros rituales de petición de bonanza y buenas cosechas como pueden
ser el alzado del mayo en San Vicente de Arana o la colocación de cruces en
fincas, casas y caminos. La rogativa siempre estaba unida al ritual católico,
por lo que el sacerdote se erigía en elemento fundamental de la misma y en nexo
de unión entre la tierra, representada por los labradores, y el Dios,
representado por el cielo al que se pedía protección. Después de un estudio de
distintos rituales de petición de protección para las cosechas, podríamos
concluir que en el ámbito del País Vasco las tradiciones no eran
significativamente distintas a las de otras zonas de España o del ámbito
europeo.
Fundamentalmente,
una rogativa presenta determinadas partes comunes en todas las sociedades de
nuestro entorno:
- Un objetivo de protección contra
granizos y petición de buena cosecha.
- Se realizan en primavera o
comienzo de verano, cuando (y esto es común en todos los grupos humanos
del mundo) la naturaleza despierta a la vida después del letargo invernal
y los sembrados ofrecen su aspecto prometedor.
- Participación imprescindible del
sacerdote y de la liturgia religiosa católica, con objeto de asegurarse la
protección divina.
- Procesión desde una iglesia o
ermita hasta un lugar enclavado en el campo.
- Participación en la misma de los
habitantes del pueblo.
- Repetición de una oración o una
serie de frases (herencia de conjuros anteriormente paganos) con objeto de
anular los posibles peligros o males que pueden acechar.
- Realización, de forma extraordinaria, en otros periodos del año, en caso de excesos en la climatología o catástrofes naturales (fuertes tormentas, sequías prolongadas, inundaciones...).
Así en San
Vicente de Arana se mantienen hoy en día varias rogativas: En San Cristóbal los
vecinos acuden a la ermita del mismo nombre situada en el cercano pueblo de
Oteo. Después del ritual, se celebra un almuerzo de hermanamiento entre los dos
pueblos. Por San
Gervás se acude al vecino pueblo de Sabando. Allí también, después de pedir
protección para las cosechas, se finaliza con un refrigerio de
confraternización. Durante años se bendecían los campos con el agua cogida en
San Gregorio (Sorlada). Se decía que así quedaban protegidos los sembrados
contra los ratones, aunque algún vecino solía repetir que…¡Cuánto mejor sería soltar cuatrocientos gatos!
El día de San Isidro, se acude al pueblo de Bujanda buscando la protección del cuerpo incorrupto de San Fausto. Por San Marcos y San Jorge, en abril, también se realizaban rogativas y hoy todavía se recrea esta costumbre en la ermita de la Virgen de Uralde. Por supuesto, como no podía ser menos en el pueblo de San Vicente, en la popular ermita de Santa Teodosia se vuelve a realizar el ritual y de nuevo se pide protección al cielo. En otros pueblos del Valle, estas peticiones de bonanza para los cultivos asociadas a la religiosidad han ido perdiéndose con el paso del tiempo. En Alda se han dilatado en el tiempo la visita a San Gregorio, en la cercana Navarra, así como la procesión hasta santa Teodosia desde el pueblo el 19 de junio, día de San Gervás; pero el resultado final ha sido la progresiva desaparición de las rogativas.
El día de San Isidro, se acude al pueblo de Bujanda buscando la protección del cuerpo incorrupto de San Fausto. Por San Marcos y San Jorge, en abril, también se realizaban rogativas y hoy todavía se recrea esta costumbre en la ermita de la Virgen de Uralde. Por supuesto, como no podía ser menos en el pueblo de San Vicente, en la popular ermita de Santa Teodosia se vuelve a realizar el ritual y de nuevo se pide protección al cielo. En otros pueblos del Valle, estas peticiones de bonanza para los cultivos asociadas a la religiosidad han ido perdiéndose con el paso del tiempo. En Alda se han dilatado en el tiempo la visita a San Gregorio, en la cercana Navarra, así como la procesión hasta santa Teodosia desde el pueblo el 19 de junio, día de San Gervás; pero el resultado final ha sido la progresiva desaparición de las rogativas.
Después de
haber hablado con varias personas de Ullibarri Arana, estas me confirmaban la
existencia de numerosas rogativas hasta la década de los años setenta. Así el
día de la Asunción se hacía una importante procesión, a la que acudía todo el
pueblo, hasta la ermita de Andra Maria. Allí se efectuaban las rogativas y
finalizaba el ritual con el lanzamiento de cohetes. También por san Marcos la
pirotecnia tenía su espacio, y este día las rogativas unían al olor de la
pólvora el repique de las campanas del pueblo. El día de san Gregorio, al igual
que hemos visto en otros pueblos, se bendecía con el agua el campo para
conjurar así a los ratones. Algo similar
ha ocurrido también en Contrasta. Si bien se efectuaban las rogativas durante
varios días pidiendo al cielo su intervención para asegurar una buena cosecha,
alejar el pedrisco y evitar enfermedades en el ganado; en la actualidad este
ritual unido a la vida, a la fertilidad y al tiempo marcado por la naturaleza
en los campos, ha desaparecido bajo los impulsos de las nuevas tecnologías. Se
realizaban en este pueblo varias rogativas anuales, entre las que debemos
destacar la procesión del Corpus. En la misma se efectuaban rogativas,
realizadas por el sacerdote, que bendecía los campos con el agua recogida en
san Gregorio de Sorlada. Por la Ascensión, tenían lugar las rogativas durante
tres días, en los que se sacaba a san Isidro para visitar todas las fincas. …durante tres días había rogativas. Ya
tenía trabajo el cura, ya…se sacaba a san Isidro en procesión y se visitaban
todas las piezas. ¡Eh! Por todas las piezas se pasaba pidiendo…
Eran otros
tiempos. No podemos vivir de la nostalgia y, además de la urbanización del
mundo rural, los adelantos en la predicción del tiempo, los seguros, las
indemnizaciones, la industrialización del trabajo en el campo y una larga lista
de factores han intervenido en los cambios experimentados por la religiosidad y
por la producción agrícola-ganadera en nuestros pueblos. Pero todo esto no debe
suponer, de ninguna manera, que caigan en el olvido etnográfico unas tradiciones que han
formado parte del acervo cultural del mundo rural alavés. Recordarlo en estas páginas, queridos amigos y
amigas, cuando menos, ya es algo que merece la pena.
Jesús Prieto Mendaza
Fotografías del archivo de Joaquín Aniz (cedidas por Próspero Aniz)
Aquí, en Vitoria, existía la costumbre de ir en rogativas los tres días anteriormente a la Ascensión a las tres ermitas: San Juan de Arriaga, San Martín y San Cristóbal de Adurza (ubicada al final del Paseo de la Zumaquera, donde actualmente hay unas canastas de minibasket). La de San Martín era conocida como la romería de la tortilla, porque era típico, tras la rogativa hacer una merienda utilizando ese producto.
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