domingo, 10 de septiembre de 2017

LA VISITA DE MOJONES



Irailak 11: Olarizuko eguna. Gasteiztarren oroimenean ongi grabatutako data da. Baina zein da arrazoia bertan urtero erromeria antolatzeko? Noiztik datorkigu ohitura? Gaur Jose Mari Bastida "Txapi" Urrezko Zeledonaren ekarpen berri bat dakargu txoko honetara. Bere ikuspegi historiko dokumentatutik eguneko ospakizunaren nondik norakoa azaltzen digu. Eskerrik asko, Txapi!

En septiembre, cuando una muchedumbre se divierte en la vitoriana campa de Olarizu, la mayoría de los que allí se reúnen no sabe lo que festeja. Pocos conocen que lo que se celebra es que miembros del Ayuntamiento vitoriano han verificado, en una visita realizada durante la mañana, que los límites jurisdiccionales del término municipal se han mantenido intactos y no han variado con respecto a la visita anterior.

Lo que hoy en día es prácticamente un acto testimonial mantenido por tradición, fue en su día una importante formalidad que evitaba discusiones y litigios entre pueblos vecinos, aunque hubo una época en que también se produjeron por determinadas circunstancias históricas.

Los testimonios más antiguos que podemos encontrar sobre este tipo de visitas los encontramos en el siglo XVI, aunque eso no quiere decir que no existieran reconocimientos anteriores. La Ciudad de Vitoria, en los comienzos de ese siglo, con motivo de expolios hechos por varios particulares, se creyó en derecho de reclamar protección a la autoridad superior. En consecuencia, la reina Doña Juana y su hijo Carlos, por previsión dada en Valladolid el 15 de septiembre de 1514 comisionaron al Licenciado Gonzalo de Oviedo para la visita de mojones y restauración a esta ciudad de los términos que tenían usurpados diferentes particulares. Otras muchas cuestiones surgidas ya con el condado de Treviño, con el territorio del duque del Infantado y con otras villas y aldeas limítrofes, dieron lugar a visitas y amojonamientos repetidos, hasta que algunos años después se estableció la costumbre de practicar anualmente y por partes este importante protocolo. Pero esta visita producía gastos y era preciso allegar recursos para cubrirlos. Los solicitó la ciudad y por facultad real de 15 de Diciembre de 1643 se concedieron 15.000 maravedís o sean 441 reales y 6 maravedís para efecto del amojonar los términos de la jurisdicción con los lugares con quien confinan.

En 28 de Enero de 1669 se prorrogó por Carlos II esta autorización,
facultando al Ayuntamiento de Vitoria para gastar con este objeto del producto de sus propios 20.000 maravedís en cada un año perpetuamente. Sin embargo, la práctica anual de las visitas no fue firme hasta 1747, año en el que se promulgan las ordenanzas en una de las cuales se establece la obligatoriedad de la visita. Tampoco tenían una fecha fija como ahora. Revisando las llevadas a cabo entre 1700 y 1746, inclusive, de 47 recorridos que se podían haber hecho, se hicieron únicamente 27. De ellos, catorce fueron en agosto y trece en septiembre. El capítulo mencionado es el número 67 de los Estatutos y Ordenanzas formadas y arregladas de nuevo por el Doctor D. Gonzalo Muñoz de Torres, del Consejo de S. M., y por la .Justicia y Regimiento de esta M. N. y M. L. Ciudad de Vitoria para su régimen y gobierno. En él se dice textualmente: Sobre visita de mojones: «El visitar los términos de la jurisdicción, y reconocer las mojoneras con las confinantes, á más de ser arreglado á derecho, es cosa importantísima, para conservar lo que á cada uno le pertenece: Por tanto ordenaron, que el Alcalde, Regidores, Procurador general, Alguacil, y Montero Mayor, y á lo menos uno de los Diputados, salgan con su Escribano de cabildo una vez en cada año á reconocer la mojonera, citando para el efecto con exhorto á la Justicia de la jurisdicción confinante; y que se anote, y asiente con toda individualidad y distinción, en el libro destinado á este fin, lo que se reconociese, poniéndolo por fe el Escribano.»

Desde entonces, salvo algunos casos excepcionales que veremos, se ha venido celebrando la visita anualmente hasta la actualidad.

En lo que quedaba del siglo XVIII, únicamente no se hizo visita el año 1794. Con motivo de la llamada Guerra de la Convención declarada entre España y Francia, en  verano de ese año los franceses habían penetrado en Guipúzcoa y Navarra, habiendo tomado en agosto San Sebastián. La inquietud en Álava y su capital era manifiesta. El Diputado General y el Alcalde pusieron a salvo los archivos de la Provincia y de la Ciudad sacándolos fuera del territorio. El reconocimiento de mojones, como se ha expuesto, no se hizo. Firmada la paz de Basilea en julio del año siguiente, en septiembre de 1795 se reanudaban las visitas que siguieron normalmente hasta 1808. Ocupada la Ciudad por las tropas francesas y habiendo comenzado la guerra de la independencia, los reconocimientos de la mojonera se dejaron de hacer hasta el 28 de septiembre de 1813, fecha en que se reanudan..

En 1820, tras la insurrección del teniente general Riego, Fernando VII se ve obligado a jurar la Constitución de 1812. Eso suponía la llegada a Álava de un Jefe Político, figura similar a la que luego se llamaría Gobernador Civil, cargo que era considerado antiforal. La Junta particular consideró concluidas sus funciones, haciendo inventario de cuanto existiera en su archivo para entregarlo a los nuevos funcionarios de lo que se estableció como “Diputación Provincial”. Por otro lado, las 43 aldeas iniciaron trámites para la segregación del Ayuntamiento de la Ciudad. Además, en Vitoria, hubo diversos alborotos, el más importante el 11 de septiembre, entre los partidarios del absolutismo que en esa época se llamaron realistas y los constitucionalistas. La visita de mojones de ese año no se celebró. En 1821, tras haberse sofocado en abril una insurrección, la Ciudad vivió momentos de una relativa calma, y se volvió a celebrar el recorrido. Sin embargo, en 1822, la situación política se agravaba por momentos. Audaces partidas de realistas merodeaban por las proximidades de Vitoria obligando que los correos fueran escoltados por fuerzas de caballería. Declarado el estado de guerra, llegó la época en que normalmente se solía hacer la visita de mojones, por lo que ésta no se celebró. En abril de 1823, ocuparon la Ciudad las fuerzas absolutistas o realistas despojando del poder a los constitucionalistas.

Con la llegada del absolutismo, las reformas iniciadas en la época constitucional, entre ellas la prevista creación de nuevos Ayuntamientos, cesaron. El lunes 15 de septiembre de ese año se volvieron a recorrer los mojones. Continuaron los reconocimientos anuales de la jurisdicción hasta que en 1833 se produjo la primera guerra carlista, lo que obligó a su suspensión durante siete años. En 1840, se restauraba la costumbre. En 1842, en cumplimiento de un decreto de octubre del año anterior, se separaron las aldeas formando dos Ayuntamientos. El primero, con capitalidad en Ali, lo componían además de la aldea de su nombre, las de Abechuco, Amarita, Arechabaleta, Armentia, Arriaga, Berrosteguieta, Crispijana, Gamarra Mayor,
Gamarra Menor, Gardelegui, Gobeo, Gomecha, Lasarte, Lermanda, Miñáno Mayor, Miñano Menor, Retana, Subijana, Zuazo y Zumelzu,. El segundo, con capitalidad en Elorriaga, lo componían también las aldeas de Aberasturi, Arcaya, Arcaute, Argandoña, Ascarza, Bolibar, Betoño, Castillo, Cerio, Gamiz, Ilarraza, Junguitu, Lubiano, Matauco, Mendiola, Monasterioguren, Oreitia, Otazu, Villafranca, Ullibarri-Arrazua y Ullibarri de Los Olleros, además de la Villa de Andollu o Villa alegre de Andollu, que todavía no pertenecía a la jurisdicción de la Ciudad. La separación se realizó sin perjuicio del aprovechamiento de montes, pastos, aguas, canteras, usos, costumbres, servidumbres  y demás derechos comunes.

La creación de estos Ayuntamientos fue origen de un largo pleito entre la Ciudad y las Aldeas, puesto que Vitoria sostenía que durante la guerra civil se habían vendido, por parte de los pueblos, terrenos pertenecientes al común y solicitaba su vuelta. Las visitas a la mojonera continuaron, pero en la fórmula del acta se cambió el texto y se hacía constar “distritos de la antigua jurisdicción y con terrenos de aprovechamiento en común con las municipalidades de Ali y Elorriaga”. Esos términos u otros similares se siguieron utilizando durante el periodo en el que existió esta nueva división municipal. Para defender los derechos en las Juntas Generales, los nuevos Ayuntamientos se integraron en la ya existente Hermandad de Andollu en la cuadrilla de Añana, integración aprobada en las Juntas de Santa Catalina de 1844. El Municipio de Vitoria había quedado reducido a su término campanil, es decir a la Ciudad en sí. Conviene explicar que es eso del término campanil. Para ello, lo mejor es acudir al Vocabulario de palabras usadas en Álava y no incluidas en la decimotercia edición del diccionario de la la Real Academia Española, cuyo autor es Federico Baraibar. Define la palabra campanil como El término o territorio de Vitoria, dentro del Ayuntamiento de su nombre”. También especifica Baraibar que “el límite del Ayuntamiento se llama término jurisdiccional”, matizando de este modo la diferencia entre los términos campanil y jurisdiccional o municipal. El Diccionario actual de la R.A.E. recoge mal ese vocablo puesto que lo define como voz coloquial alavesa con la sencilla definición de Término municipal, lo que, como hemos visto, no se ajusta a la realidad. Hay que tener en cuenta que Federico Baraibar era Académico Correspondiente de la Real Academia y el Vocabulario mencionado lo publicó la propia R.A.E.

Tras una sentencia, se ordenó que los terrenos que habían sido vendidos volvieran a “pasto tieso”. Poco a poco, los pueblos escindidos se fueron reincorporando al Ayuntamiento de Vitoria, lo que culminó el año 1864 con la desaparición de los Ayuntamientos de Ali y Elorriaga. La villa de Andollu, que hasta entonces no había pertenecido al municipio vitoriano, también se incorporó, pero manteniendo su hermandad en las Juntas Generales a pesar de la protesta de los procuradores de la Ciudad en las Juntas de Santa Catalina de ese año. Así se produjo la paradoja de que el Ayuntamiento de Vitoria tenía dos hermandades. Una, de ellas, lógicamente, la de Vitoria en la Cuadrilla de Vitoria, compuesta por la Ciudad y las 43 aldeas. La otra, la hermandad de Andollu con la Villa de su nombre en la Cuadrilla de Añana. La visita a la mojonera de Andollu se anota desde entonces a la actualidad en un libro de apeos aparte.

En el acta de la visita de mojones de 1865 ya se hizo constar “la Ciudad y
pueblos de su jurisdicción”. Las visitas continuaron con normalidad hasta el año 1873 en que se suspendieron mientras duró la última guerra carlista. En 1876 se volvieron a realizar. A partir del año siguiente, 1877, ya se comenzaron a hacer en una fecha fija que ha hecho costumbre hasta la actualidad: el lunes siguiente al día de la Natividad de la Virgen, 8 de septiembre. Por ello, la fecha más temprana en que se puede celebrar es el día 9 de dicho mes y la más lejana, el 15, siendo cuando ocurre esta circunstancia que la visita y, por tanto, la popular romería de Olarizu, se celebra el tercer lunes de septiembre en lugar del segundo que es lo normal. Desde 1747, año de las ordenanzas, casi siempre se hacían en septiembre, pero en 1753 se hizo en julio, en otras cinco ocasiones, en agosto y, en nueve, en octubre, la última en 1866.

Desde la guerra carlista a la actualidad no se ha suspendido la visita más que en dos ocasiones. La primera de ellas en 1893, porque en la Ciudad se había declarado el estado de guerra debido a los ánimos encrespados por el traslado a Burgos de la Capitanía General, y en 1898, porque el Ayuntamiento se cerró en banda, estando a punto de desaparecer la costumbre. Sin embargo la minoría liberal con el Alcalde Federico Baraibar a la cabeza, hicieron por su cuenta la comida en la dehesa, organizaron unos bailables con la banda La Unión Artística e hicieron la vuelta de la romería con bailables en la Plaza Nueva. Todo ello, a su costa. Además, el popular personaje Daniel, conocido por su buen humor, hizo una parodia de la vuelta de la corporación, montado a caballo vestido de chaqué y con sombrero de copa.

 En la Guerra Civil del 36 se realizaron las visitas, si bien, por motivos de seguridad, los trayectos por carretera se realizaron con automóviles en lugar de a caballo. Cuando los tristes sucesos de 1976 también se realizó la visita, pero se suspendieron los actos de la romería, incluida la comida del Ayuntamiento en la casa-dehesa.

Después de la anexión de Andollu en 1864, se han realizado las anexiones de cuatro municipios ampliándose los límites de la jurisdicción municipal y los mojones correspondientes. La primera de ellas, la de Ariñez, con la localidad de su nombre y las de Margarita y Esquibel, se produjo en 1925. El año 1975 se produjeron las otras tres uniones: el municipio de Mendoza, con la villa de su nombre y Estarrona; Los Huetos, con Hueto Arriba, Hueto Abajo y Martioda; por último, Foronda, cuya capital era Antezana de Foronda y los pueblos de Aranguiz, Artaza, Asteguieta, Foronda, Guereña, Legarda, Lopidana, Mandojana; Mendiguren, Otaza, Ullibarri Viña y Yurre. De ellos, la localidad de Otaza ha desaparecido con la construcción del Aeropuerto de Foronda.

Esta es la pequeña historia de una visita que hoy en día es más conocida por la romería de Olarizu que por su significado de defensa de la integridad del territorio.

JOSE MARI BASTIDA "TXAPI"
Este artículo se publicó en el número 19 de la revista "Herrian", editado por la Asociación de Concejos de Álava.

Fotografías: eitb, Udal artxiboa,word press, JMB "Txapi"

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