jueves, 23 de agosto de 2018

ULLIBARRI GAMBOA: IGLESIA DE SAN ANDRÉS. 1628


Uribarri Ganboako elizaren aldaerarik berriena 1628koa da. Beraz, 390 urte betetzen dira oraingo itxuraren antzekoarekin goza dezakegun eliza bertako herritarrak ikusten hasi zenetik. Aprobetxatu nahi izan dut aurtengo abuztua eta berriro bisitatu dut, barrundik eta baita kanpai-dorretik ere. Hiru urteko nire bilobaren laguntza interesgarriarekin bisitatu ere, hark botatako galdera mordoari erantzun behar izan diodalarik, ahal izan dudan moduan.

Eta txoko honetara ekarri nahi dut eliza honen historia txiki bat, 2005ean argitaratu nuen “Ullibarri Gamboa” liburutik jaso ditudalarik ondoko lerroak.

La actual iglesia de Ullibarri Gamboa presentaba una estampa muy parecida a la actual en 1628, fecha en que se firma la finalización de las obras de la fábrica, sacristía y adyacentes.  He aprovechado este agosto para realizar una visita muy privada a su interior y, así mismo, a la torre de la iglesia. Y lo he hecho con un único testigo, mi nieto de tres años, quien ante lo que contemplaba por primera vez no paraba de preguntarme sobre toda cuestión que le impresionaba. Y he contestado… como he podido. 

A continuación doy a conocer datos que sobre esta iglesia publiqué en mi libro “Ullibarri Gamboa” que edité en 2005, con ayuda de la Diputación Foral de Alava.

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Ullibarri Gamboa honra a San Andrés como patrón y a él tiene dedicada su iglesia. Se trata de la construcción más sobresaliente del pueblo, y merece la pena destacarla. Son varios los autores que han publicado sobre esta parroquia. Yo mismo, en 1.982, dí a conocer unos datos en la revista “Ganboa” que los había contrastado con el gran estudioso del arte religioso alavés Gerardo López de Guereñu.

Las primeras noticias que tenemos de la parroquia se remontan al año 1.543,
con el primer libro sacramental donde se relacionan bautizos, casamientos y defunciones. Posteriormente, en 1.616, se abre el libro de cuentas de fábrica, siendo cura el licenciado Juan López de Meñano Gamboa. Ahora bien, los primeros apuntes económicos no aparecen hasta 1.646, con una referencia a 800 reales de limosna dejados por el licenciado Juan Ruiz de Cortázar, cura y beneficiado de Ullibarri Gamboa, quien testó a favor de la parroquia.

                La iglesia, de fábrica gótica, está construida en planta de cruz latina, seguramente a principios del XVI. Las obras en el interior - retablo, altar mayor, capillas etc- son posteriores, incluso del XVIII avanzado.

                Sobre la fábrica dice la Enciclopedia Auñamendi,  según texto de Alberto Gárate:

                “Planta de cruz latina con cabecera ochavada. Bóveda semiestrellada en la cabecera. Interesante bóveda en el crucero, de terceletes y combados figurando estrellas superpuestas. Nave de dos tramos con bóvedas de terceletes. Claves pintadas. Desde comienzos del siglo XIX, los apeos de las bóvedas son pilastras, conservándose en la cabecera dos apeos gotizantes con las figuras de S. Andrés y S. Pedro en los capiteles”

                Por lo que se refiere al retablo, renacentista, su ejecución corrió a cargo del escultor Pedro de Ayala, vitoriano, quien lo entregó en 1.646. Pedro de Ayala está considerado como uno de los representantes de la escultura romanista alavesa del primer tercio del XVII. A partir de la llegada a Vitoria del gran escultor vallisoletano Gregorio Fernández el estilo de Pedro de Ayala se transformó, dándose un mayor acercamiento hacia un tipo de escultura más esculturista, de proporciones más equilibradas.

                Salvador Andrés Ordax, en su obra “Gregorio Fernández en Alava” nos aporta los siguientes datos:

                “... es el tipo de Virgen, mujer joven, dispuesta de modo frontal, carente de movimiento, vestida con capa que cuelga casi en vertical de los hombros, cabeza descubierta, pelo ondulado, cayendo largo por los lados, con las manos juntas... Este modelo de Inmaculada se difunde a partir de la obra de Gregorio Fernández, siendo el área de extensión fundamentalmente Pedro de Ayala y José de Angulo. El primero se adhiere de manera decidida al modelo de Fernández en el retablo de Ullibarri Gamboa.

                ... a raíz de la intervención alavesa de Gregorio Fernández se nota cierta variación en los retablos de esta provincia. Suelen ser de uno o tres paños, pero sin demasiados entrantes y salientes. No abrumará ya la aplicación de ornamentación, ni la utilización de excesivas esculturas. Las calles tendrán unas proporciones apropiadas a la dimensión de la escultura. Lo mismo se puede decir de los nichos y hornacinas. Esto se ve con claridad en muchos retablos del segundo tercio del siglo XVII, como son los de Ullibarri Gamboa, Zalduendo, Ali...”

                Un dato curioso sobre el retablo de Pedro de Ayala es que la parroquia no estaba muy de acuerdo con lo que el artista exigía como contraprestación económica a su obra. La parroquia envió a sus mayordomos a Salvatierra, Oñati, Segura y otras localidades donde el artista había también trabajado. En Cegama existía un retablo similar. Las dos partes litigantes nombraron sus tasadores, trabajo que duró diez días y la parroquia tuvo que abonar la comida para los tasadores, sus criados y cebada para las cabalgaduras.

                La cosa no debió de quedar nada clara ya que la deuda no se liquidó hasta... ¡el 23 de diciembre de 1.700! Habían transcurrido cincuenta y cuatro
años desde la entrega del retablo.

                Seguimos leyendo en la Enciclopedia Auñamendi el siguiente apunte, también redactado por Alberto Gárate:

“El dorado es de mediados del siglo XVIII y obra de José de Solano. Banco, dos cuerpos de cinco calles y remate. En arco central, con florones en el intradós y ángeles en las enjutas. Sagrario-templete, dorado a mediados del siglo XVII por Juan de Amigo, con basamento decorado vegetalmente, cuerpo inferior con cuatro columnas torsas y relieves de Cristo Resucitado en la puerta y de S.Pedro y de S.Pablo en los nichos laterales, entablamento, cuerpo superior con cuatro columnas jónicas, torsas y acanaladas, y relieves de Abraham y Melquisedec en el nicho central y efigies de los santos Juanes en los marcos laterales y, todo ello, rematado por cúpula estriada.

En el banco, buenos relieves de ángeles en las pilastras de apeo del primer cuerpo, figuras sedentes de los Doctores de la Iglesia latina en las calles laterales y efigies de los Evangelistas en las calles centrales, todo ello de muy buena factura. Primer cuerpo de retablo con seis columnas torsas y corintias, espléndida escultura de S.Andrés sedente en la calle central, imágenes de S. Sebastián y S.Roque (1) en las calles centrales y relieves con escenas de la vida del titular en las calles laterales. Buen entablamento. Otro basamento decorado geométricamente y con frontón curvado al centro.

Segundo cuerpo del retablo con análoga arquitectura al primero; muy buenas esculturas de la Inmaculada al centro, de Sto. Domingo y de S. Francisco en las calles centrales y de la Visitación y de la Anunciación en las laterales. Otro entablamento. Remate con figuras del Calvario entre pilastras acanaladas, y faldones curvados y bajo frontón triangular con Padre eterno; a los lados, florones y pirámides con bolas. Mesa de altar barroca, rococó, de mediados del siglo XVIII”

                Los retablos laterales, transición barroco-rococó, fueron realizados en 1.777 por el escultor y vecino de Ullibarri Gamboa Manuel de Ariznabarreta, quien preparó también tres mesas de altar. Los trabajos los llevo a cabo, no obstante, en base a la traza efectuada por el también escultor Santiago Mendizabal, aramaixoarra de Untzella. Un año más tarde el mismo Ariznabarreta fue autor del retablo colateral de la ermita de San Martín, sita en la cumbre del monte Gaztelu en Ullibarri Gamboa. En la misma parroquia de San Andrés, Manuel de Ariznabarreta construyó el púlpito, de madera, en el que aparecen seis columnas acanaladas y paneles con óvalos

Las figuras de los retablos laterales de la parroquia son la Virgen del Rosario y Santa Catalina. La primera es obra del Santero de Pauyeta, Mauricio Valdivielso y la entregó en 1.782. La imagen de Santa Catalina fue obra del escultor Diego de Ysla, quien la entregó en 1.670, si bien fue el pintor vitoriano Juan Amigo quien la doró y estofó. La imagen de San Antonio, al lado de la Epístola, fue realizada por el vecino de Elorrio Juan de Munar, en 1.777.

                Sobre los retablos laterales dice Alberto Gárate en la Enciclopedia Auñamendi:

                “Elegantes entablamentos. Remates con nichos entre pilastras y frontones curvados; imagen de S. José en el retablo izquierdo y de S. Antonio Abad en el derecho; ángeles con palmas y trompetas. Coro bajo, neoclásico”

                La torre y el pórtico de la parroquia es de fecha posterior. La actual torre data de 1.819. Cinco años antes la parroquia contrató al cantero vitoriano Mateo de Garay para que diseñara la construcción de “la torre nueba que se intenta azer por quanto la espadaña de dicha iglesia está desnibelada y amenazando ruina”. Y en 1.819 es el arquitecto Manuel Chavarri el encargado de poner las condiciones de la obra, que finalmente llevaron a cabo los maestros Clemente de Garay y Juan Antonio de Urrestarazu, vecinos de Zuazo de Gamboa y Vitoria, respectivamente.


                El estilo de la obra, de planta cuadrada, fue el neoclásico, y los vecinos del pueblo ayudaron con su trabajo, en claro estilo auzo-lan o vereda. Por ejemplo, la piedra se trajo en carros desde Elguea. Los carpinteros ullibarritarras fabricaron los yugos de las campanas y esquilones y el también vecino de esta localidad José Fernández de Larrino, maestro carpintero, fue quien realizó la obra del pórtico. Este presenta cinco arcos de medio punto y la portada es adintelada. No obstante, y aún a pesar de la aportación gratuita de sus feligreses, la parroquia tuvo problemas de pago a Urrestarazu y Garay. Para poderles liquidar la deuda la fábrica se vio obligada a sacar a pública subasta doce heredades que le habían embargado.

                No me resisto a traer a estas páginas los datos que me procuró el amigo Patxo Fernández de Jáuregui, descendiente de Ullibarri Gamboa, de cuya iglesia su abuelo Saturnino fue sacristán a principios del siglo XX. Patxo ha realizado un trabajo de investigación sobre las campanas de las torres alavesas y a él copio los detalles sobre las del pueblo de sus mayores :

                “El cuerpo de campanas tiene cuatro huecos con arcos de medio punto, rematado con cornisa, copas en las esquinas, todo ello de sillería. Cúpula con linterna rematada con bola y cruz. Entrada a la torre desde el pórtico. Escaleras de madera muy estrechas, de tramos rectos adosados a los muros de la torre. Por el hueco de la escalera se descuelgan las pesas del reloj. Bajo el soldado del campanario, cuarto de madera para la maquinaria del reloj de dos cuerpos, montada en bastidor de hierro forjado, tipo jaula, escape de retroceso.
               
                Hasta los años cincuenta del siglo XX los toques diarios que se hacían eran: a oración por la mañana, a medio día y noche, misa y rosario. Las vísperas de fiesta se anunciaba con repique seguido de volteo de campanas, forma que se repetía en el toque de oración del día de fiesta y media hora antes de la misa. Este aviso para la misa dominical se conocía como “primera”, un cuarto de hora antes de la misa se tocaba “la segunda” con seis golpes de campana y en el momento de salir el sacerdote al altar “la tercera” con tres golpes (2)

                En el toque de difuntos, intercalados en el repique, se daban tres redobles cuando el difunto era hombre y dos si era mujer; para niños se tocaba “ a gloria” volteando la esquila pequeña. Las campanas no solo daban avisos religiosos como mandan las Constituciones Sinodales, sino también toques civiles como a fuego, concejo y vereda, que a pesar de las prohibiciones que la iglesia oficial dictaba para no emplear las campanas en cosas profanas, se hacían para el servicio de los vecinos.

                Las campanas de la torre son las siguientes, de cuyas características sobresalen:

                1.- Situación Norte. Año de colocación: 1.913. Fundidor: Hijo de Murua, Vitoria. Diámetro base: 87´5 cms. Altura: 73 cms. Yugo de hierro fundido. Campana móvil. Inscripción: IHS MARIA ORA PRO NOBIS AÑO 1.913.

                2.- Situación Este. Año de colocación: 1.888. Fundidor: Esteban Echebaster, Vitoria. Diámetro base: 82´6 cms. Altura: 76 cms. Yugo de hierro fundido. Campana móvil, volteo manual. Inscripción: SAN ANDRES ORA PRO NOBIS AÑO DE 1.888.

                3.- Situación Sur. Año de colocación: 1.568. Fundidor: No consta. Diámetro base: 101´5 cms. Altura: 70 cms. Yugo de madera. Campana fija. Inscripción (en el tercio): ANDREA SXPI FAMVLVDIGNVSDEI APOSTLVOSA DXPI GREMIVM DVCAT SVVM ISTVM POPVLVM. Inscripción (en el medio pie) HOC SIGNVM CRVCISERIT IN CELO CVM DOMINVS AD IVDICANDVM VNERIT* AÑO MDLXVIII.

                4.- Situación Oeste. Año de colocación: 1.783. Fundidor: No consta. Diámetro base: 109 cms. Altura: 84 cms. Yugo de madera. Campana fija. Inscripción: IHS * MARIA* STE * ANDREA* ORAPRONOBIS * AÑO DE 1783”


Además del templo parroquial, otra de las edificaciones religiosas de relativa importancia en Ullibarri Gamboa fue la ermita de Santa Marina, cuya imagen fue en 1.956 trasladada a la parroquia para que las aguas del pantano no la cubrieran. Esta imagen fue posteriormente depositada en el Museo Diocesano. También se cobijaban en aquella ermita otras imágenes de San Antonio y San Vicente, procedentes de otras ermitas derruidas

Muy seguramente la ermita de San Vicente ya existía para el siglo X. En la relación de nombres de vecinos del poblado de Lete en el año 952 aparece un Tellu Vinquentice. Este Vinquentice puede hacer referencia a San Vicente, a quien estaría dedicada la iglesia del poblado.

Datos sobre el templo parroquial de San Andrés, de gran riqueza y trabajados con una exquisitez propia de la autora, los puede encontrar el lector en el “Catálogo monumetal. Diócesis de Vitoria VIII”. Micaela Portilla ha hecho en este tomo dedicado a “Los Valles de Aramaiona y Gamboa. Por Ubarrundia a la llanada de Alava” un magnífico trabajo, dentro del Catalogo Monumental de la Diócesis de Vitoria.

 Josemari Velez de Mendizabal
Argazkiak: JMVM

 (1) A estos dos santos se los consideraba abogados contra la peste, enfermedad que había dejado su trágico recuerdo en Ullibarri Gamboa.
 (2) Hoy en día (2005) también se utilizan estos toques.

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