Gure irakurleei zorionak bidaltzen dizkiegu San Prudentzio egun honetan, aurtengoa berezi samarra den arren ondo ospatuko dutelakoan. Aupa San Prudentzio eta eskerrak Jose Mari Bastida "Txapi"-ri bere artikulu honengatik.
A nuestros lectores les felicitamos en esta festividad de San Prudencio, que aunque especial en este año, seguro es celebrada como se merece, por lo menos gastronómicamente. Y gracias a nuestro colaborador José Mari Bastida "Txapi" por su artículo.
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Ya en el siglo XIX, se conocía un zortziko dedicado
al santo cuya letrilla se atribuía a un babazorro llamado Esteban Cuadra, que
tenía una cigarrería llamada La Perdiz en la calle Postas, frente al actual
edificio de Correos, donde se hacían algunas tertulias. En 1897, según se
desprende de un artículo del periódico La Libertad, la letra del zortziko
estaba bastante arraigada.
José Fresco Lizundia |
En 1905, desapareció la primera Banda Municipal
vitoriana. Entonces, su subdirector, José Fresco Lizundia, crea y dirige una
nueva banda particular a la que ponen por nombre Santa Cecilia, que al año
siguiente, 1906, firma un contrato con el Ayuntamiento para desempeñar las
funciones propias de la banda desaparecida. El Consistorio exigía en una de las
bases del contrato que tenían que llevar unos uniformes. Según se puede
consultar en las hemerotecas, el día de San Prudencio la banda Santa Cecilia
estrenaba el nuevo vestuario. Pero no era el único estreno. Leemos en La Libertad
del propio 28 de abril de 1906:
"También
hemos oído aplaudir a personas inteligentes que lo han oído en los ensayos, un
precioso zortzico (sic) que se
estrenará en el concierto de hoy a mediodía y que está basado en un tema
popular alavés. Su autor nuestro querido amigo señor Fresco, ha demostrado en
él, siempre según los inteligentes, que maneja de mano maestra la técnica
musical y la nueva composición será de seguro aplaudida por el auditorio".
A continuación figuraba el programa del concierto y
el zortziko, cuyo tema central era la coplilla descrita del siglo XIX, llevaba
por nombre San Prudencio gure patroyari.
La obra tuvo éxito y se convirtió en pieza obligada en el concierto del día de
San Prudencio. En 1912, surgen problemas y la banda Santa Cecilia desaparece.
Cuatro años más tarde se crea una nueva
Banda Municipal, que es la que aún perdura. El zortziko sigue figurando
en el programa. Al poco tiempo, en 1919, sin saberse el motivo, se le cambia el
nombre de San Prudencio gure patroyari
por el de Álava con el que ha
figurado siempre que se ha dado en concierto hasta la actualidad. De este
zortziko se hizo una versión para txistu, que es la que se interpreta en las
escalinatas de la Diputación a modo de alborada en la mañana del día del Santo.
Se publicó en dos ocasiones, en los años 1956
y 1968 en la revista Txistulari con el título primitivo San Prudencio gure patroyari. A pesar de
mantener en esencia el tema, la adaptación para txistu tiene una parte
completamente distinta a la original de banda de música.
A partir de 1947, podemos leer, primero en la prensa
de la época y, después en los programas editados por la Diputación Foral de
Alava, la interpretación en la mañana del día de San Prudencio del Zortziko
unas veces llamado de San Prudencio y,
en otras ocasiones, Álava, aunque es posible que ya se interpretase desde algunos años
antes.
La letra del zortziko también nos aporta algunas
curiosidades. En la actualidad se canta "Buenas
tortillas de perretxikos con huevos frescos y buen jamón". Tomás
Alfaro en su histórico libro Vida de la Ciudad de Vitoria tenía más apetito
porque hablando de la composición de Esteban Cuadra escribe: "Cuecen tortillas de perrechicos,
buenas chuletas y buen jamón". Debían tener más afición al
pantagruelismo nuestros antepasados porque en el mencionado periódico de 1897
la letra se escribía así: "Buenas
tortillas de perrechicos, cordero en salsa y buen jamón".
El cordero debía ser antiguamente plato típico de la
fecha porque en 1906, en el mismo periódico en el que se anunciaba el estreno
del zortziko de Fresco, pero en otro
artículo lleno de añoranzas de costumbres de antaño relativas a la fecha, se
puede leer: "... pero también de
esto nos han apartado muchos los años de lo que la romería de San Prudencio era
en nuestra mocedades... de las meriendas no son plato obligado el cordero, ni
los caracoles, ni los perrechicos"
No eran buenos los augurios que
presagiaba el articulista para el futuro de la
fiesta. Afortunadamente, Ángel Eguileta, que era el
que firmaba las líneas, se equivocó. Han pasado 114 años, seguimos con los
caracoles y los perretxikos, a pesar de los precios, y tenemos unas Sociedades
Gastronómicas con mayúsculas que no parece que tengan muchas ganas de que la
fiesta vaya por otros derroteros porque la gastronomía en las fiestas de San
Prudencio tiene peso... quizá haya que pensar lo de incorporar también las
chuletas y el cordero.
Pero mucha culpa de que estas cosas no se pierdan la
tienen personas como el mencionado Ángel Eguileta que no despreciaba la
oportunidad para poner el dedo en la llaga en los temas costumbristas locales.
A su empeño se debe en gran parte la resurrección de la Banda Municipal antes
mencionada; que se hiciera la comparsa de Gigantes y Cabezudos por suscripción
popular; que Mariano San Miguel compusiera el Celedón; que se hiciese un
Gargantúa; que la Rifa de San Antón recuperase su sentido tradicional, no
cesando de recordarlo a pesar de los muchos años que ya llevaba debilitándose
al hacerse en combinación con la Lotería Nacional y cambiar constantemente de
fecha... Pero Angel Eguileta no tiene calle dedicada en Vitoria, ni José
Fresco.
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