martes, 28 de abril de 2020

PEQUEÑAS NOTAS SOBRE EL AHORA LLAMADO ZORTZIKO “ÁLAVA”


Gure irakurleei zorionak bidaltzen dizkiegu San Prudentzio egun honetan, aurtengoa berezi samarra den arren ondo ospatuko dutelakoan. Aupa San Prudentzio eta eskerrak Jose Mari Bastida "Txapi"-ri bere artikulu honengatik.

A nuestros lectores les felicitamos en esta festividad de San Prudencio, que aunque especial en este año, seguro es celebrada como se merece, por lo menos gastronómicamente. Y gracias a nuestro colaborador José Mari Bastida "Txapi" por su artículo.
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Ya en el siglo XIX, se conocía un zortziko dedicado al santo cuya letrilla se atribuía a un babazorro llamado Esteban Cuadra, que tenía una cigarrería llamada La Perdiz en la calle Postas, frente al actual edificio de Correos, donde se hacían algunas tertulias. En 1897, según se desprende de un artículo del periódico La Libertad, la letra del zortziko estaba bastante arraigada.

José Fresco Lizundia


En 1905, desapareció la primera Banda Municipal vitoriana. Entonces, su subdirector, José Fresco Lizundia, crea y dirige una nueva banda particular a la que ponen por nombre Santa Cecilia, que al año siguiente, 1906, firma un contrato con el Ayuntamiento para desempeñar las funciones propias de la banda desaparecida. El Consistorio exigía en una de las bases del contrato que tenían que llevar unos uniformes. Según se puede consultar en las hemerotecas, el día de San Prudencio la banda Santa Cecilia estrenaba el nuevo vestuario. Pero no era el único estreno. Leemos en La Libertad del propio 28 de abril de 1906:



"También hemos oído aplaudir a personas inteligentes que lo han oído en los ensayos, un precioso zortzico (sic) que se estrenará en el concierto de hoy a mediodía y que está basado en un tema popular alavés. Su autor nuestro querido amigo señor Fresco, ha demostrado en él, siempre según los inteligentes, que maneja de mano maestra la técnica musical y la nueva composición será de seguro aplaudida por el auditorio".



A continuación figuraba el programa del concierto y el zortziko, cuyo tema central era la coplilla descrita del siglo XIX, llevaba por nombre San Prudencio gure patroyari. La obra tuvo éxito y se convirtió en pieza obligada en el concierto del día de San Prudencio. En 1912, surgen problemas y la banda Santa Cecilia desaparece. Cuatro años más tarde se crea una nueva  Banda Municipal, que es la que aún perdura. El zortziko sigue figurando en el programa. Al poco tiempo, en 1919, sin saberse el motivo, se le cambia el nombre de San Prudencio gure patroyari por el de Álava con el que ha figurado siempre que se ha dado en concierto hasta la actualidad. De este zortziko se hizo una versión para txistu, que es la que se interpreta en las escalinatas de la Diputación a modo de alborada en la mañana del día del Santo. Se publicó en dos ocasiones, en los años 1956  y 1968 en la revista Txistulari con el título primitivo San Prudencio gure patroyari. A pesar de mantener en esencia el tema, la adaptación para txistu tiene una parte completamente distinta a la original de banda de música.



A partir de 1947, podemos leer, primero en la prensa de la época y, después en los programas editados por la Diputación Foral de Alava, la interpretación en la mañana del día de San Prudencio del Zortziko unas veces llamado de San Prudencio y, en otras ocasiones,  Álava, aunque es posible que ya se interpretase desde algunos años antes.



La letra del zortziko también nos aporta algunas curiosidades. En la actualidad se canta "Buenas tortillas de perretxikos con huevos frescos y buen jamón". Tomás Alfaro en su histórico libro Vida de la Ciudad de Vitoria tenía más apetito porque hablando de la composición de Esteban Cuadra escribe: "Cuecen tortillas de perrechicos, buenas chuletas y buen jamón". Debían tener más afición al pantagruelismo nuestros antepasados porque en el mencionado periódico de 1897 la letra se escribía así: "Buenas tortillas de perrechicos, cordero en salsa y buen jamón".



El cordero debía ser antiguamente plato típico de la fecha porque en 1906, en el mismo periódico en el que se anunciaba el estreno del zortziko de Fresco,  pero en otro artículo lleno de añoranzas de costumbres de antaño relativas a la fecha, se puede leer: "... pero también de esto nos han apartado muchos los años de lo que la romería de San Prudencio era en nuestra mocedades... de las meriendas no son plato obligado el cordero, ni los caracoles, ni los perrechicos"

No eran buenos los augurios que presagiaba el articulista para el futuro de la
fiesta.  Afortunadamente, Ángel Eguileta, que era el que firmaba las líneas, se equivocó. Han pasado 114 años, seguimos con los caracoles y los perretxikos, a pesar de los precios, y tenemos unas Sociedades Gastronómicas con mayúsculas que no parece que tengan muchas ganas de que la fiesta vaya por otros derroteros porque la gastronomía en las fiestas de San Prudencio tiene peso... quizá haya que pensar lo de incorporar también las chuletas y el cordero.



Pero mucha culpa de que estas cosas no se pierdan la tienen personas como el mencionado Ángel Eguileta que no despreciaba la oportunidad para poner el dedo en la llaga en los temas costumbristas locales. A su empeño se debe en gran parte la resurrección de la Banda Municipal antes mencionada; que se hiciera la comparsa de Gigantes y Cabezudos por suscripción popular; que Mariano San Miguel compusiera el Celedón; que se hiciese un Gargantúa; que la Rifa de San Antón recuperase su sentido tradicional, no cesando de recordarlo a pesar de los muchos años que ya llevaba debilitándose al hacerse en combinación con la Lotería Nacional y cambiar constantemente de fecha... Pero Angel Eguileta no tiene calle dedicada en Vitoria, ni José Fresco.

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