Musikari eta kultur eragilea den Jesusmari Alegria Urtiagari Urrezko Zeledonen Elkarteak bultzatzen duen XI. zikloa ixteari zegokion atzo, abenduak 13, Araba Aretoan. "Kultura, musika eta elkartasuna" izenburuarekin oso hitzaldi hunkigarria eskaini zigun Pinttuk.
Araian jaio zen gure ponentea, eta bere familiaren kontuekin hasita gaur egungo Mugarik Gabeko Musikariak, erakunde bezala, aurrera eramaten dituen proiektuen errealitatera ekarri digu. Hitzaldi hurbila, erakargarria eta pasadizoz beterikoa izan da. Bukaeran, eskainitako txaloak ostean, beti bezala, Urrezko Zeledonen Elkarteko zuzendaritzaren kide batek, Pilar Ruiz de Larrea alegia, Jesusmari Pintturi Urrezko Zeledonen elkartera ongi etorria ematen zion Zeledon irudia eskaini zion publikoaren txaloen artean.
Ayer, 13 de diciembre, fue al músico y dinamizador cultural, Jesusmari Alegría Pinttu, a quien correspondió cerrar el XI. Ciclo de Conferencias Celedones de Oro.
"A veces, el nacer en un portal u en otro puede tener unas consecuencias inmensas, potentes, muy marcadas en tú manera de ser, de educarte, de sentir, de comportarte y ese más o menos ha sido mi caso. Uno a veces se encuentra secuestrado por las herencias, querencias, tradiciones o familia. Por ello, dado el caso del enunciado de la conferencia "Música, cultura y solidaridad", tengo que apelar a mi lugar de nacimiento forzadamente, como condición sine qua non para entender todas mis inclinaciones culturales, sociales y solidarias".
Así comenzó Pinttu, reconociendo a su lugar de nacimiento, Araia, y a sus padres el que le impulsaran desde niño esa afición, que aún conserva, por la música y el arte. La familia que formaron Isidora Urtiaga Tellería y Felix Felipe Alegría Madinabeitia, el pintor de Araya influyó mucho en su inclinación artísica. Su padre, personaje que desde niño se inclinó hacia las artes y que despuntó en la pintura desde muy joven, se fue a San Sebastián y allí tomó clases de pintura con Martiarena, famoso pintor donostiarra. En Donosti fue un entusiasta alavés conocido en las celebraciones de la casa de Álava y San Prudencio, volvió a su pueblo siendo uno de los primeros animadores socio culturales y solidarios de aquellos momentos en nuestra provincia.
Felipe Alegría recuperó y mantuvo la Tamborrada de Araya en tiempos revueltos. La famosa Cabalgata que atraía la víspera de fiestas a toda la zona por su espectacularidad, creatividad y arte festero. Felipe pintaba en Araya gratis eta amore, así las decoraciones del Batzoki cuando se hacía teatro y en el Circulo Recreativo- aquel famoso Casino viejo de Araya.
"Felipe, mi padre, hizo muchas cosas, pero, si le traigo a colación aquí, no es porque fue mi progenitor, sino es porque él, con la cuadrilla el Chaparrón de su pueblo, traía el Celedón a Gasteiz desde 1941. Hoy en día se celebran 80 años y eso era mucho antes de popularizarse masivamente a este personaje aéreo. Entonces todas las cuadrillas de blusas que existían iban a recibirles como un gran acontecimiento que era, a la estación de ferrocarril vitoriana. Este, después se dirigía al domicilio de Lejarreta, después impulsor de “los blusas” a saludarlo pues había ejercido de médico de Araya y era muy querido por los araieses. Allí le regalaba el alcalde y galeno una caja de puros los cuales se repartían entre los araiarras. Actos seguido se iban al Hospicio a visitar a las gentes del pueblo que allí se encontraban y a animar a todos los residentes con participantes de la Banda de música de Araya. Actitudes y anécdotas celedonianas de parranderos de Araya hay muchísimas que reflejan aquel sentido sano y jaranero del humor alavés".
Continuó Pinttu, haciendo una vibrante apología del poder de la música y subrayando el efecto benefactor de la misma, una aportación esencial, casi terapéutica, como ha podido comprobar en su labor en la ONG "Músicos Sin fronteras", en su trabajo con personas que sufren las secuelas heredadas de conflictos bélicos y violaciones de DDHH. "Desde los tiempos de la tibia vasca en nuestra tierra-hace más de cuatro mil años en la cueva de Ustaritz-, la música ha tenido un principal protagonismo en nuestra cotidianidad; la música es la banda sonora que acompaña a nuestras vidas, como según los filósofos griegos, lo hace la música de los planetas. La música nos acompaña en celebraciones, en actos conmemorativos y gozosos y en dolidos funerales. La música está presente en nuestro diario quehacer y siempre recurrimos a ella para fomentar la alegría, la solidaridad y su impronta humanista. Está claro en estos tiempos de pandemia padecidos; en la radio, en los balcones, en los hospitales… La música es el idioma del alma; la que es capaz de unir a cualquier mortal, aunque sea de diferentes hablares y culturas. La música es un arma de construcción masiva. Es la mejor munición para acabar con las confrontaciones bélicas en el mundo. Para recuperar la fraternidad y concordia".
Finalizó la conferencia, como no podía ser de otra forma en estos tiempos pre-navideños con un hermoso villancico cantado por los chicos y chicas de una agrupación musical cubana impulsada por Músicos sin Fronteras.
Para terminar el acto, Pilar Ruiz de Larrea, conocida voz de las ondas alavesas y componente de la Junta Directiva de Celedones de Oro, entregó al ponente la estatuilla correspondiente de Celedón, que le certifica ya como miembro desde ese momento de la asociación.
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