Los cañonazos que el 21 de junio
de 1813 escuchara aterrado el niño Pedro Egaña en el sótano de su casa de la Herrería
57, se tornaron en explosiones de triunfo en toda Europa protagonizadas por las
notas musicales del mayor compositor de la época, Ludwig von Beethoven. Que
alguien parase los pies del ambicioso Napoleón era el acontecimiento con el que
todos soñaban y ese momento tuvo lugar en las inmediaciones de Vitoria. La
noticia llegó a Viena el 27 de julio de 1813 y desbordó el entusiasmo popular
de Europa. Beethoven recogió ese entusiasmo y lo plasmó en una explosiva
sinfonía de la que hoy día se exhibe en su casa natal de Bonn la siguiente expresión
“Con la obra ‘Triunfo de Wellington o la
Batalla de Vitoria’, Opus 91,
Beethoven alcanza la cúspide de su fama”.
El aniversario
Beethoven nació el 16 de
diciembre de 1770 y este hecho ha propiciado que en Alemania y en todo el mundo hayan
comenzado a organizarse acontecimientos, principalmente musicales, para honrar
la figura del genial compositor en su 250 aniversario. Y Vitoria no se puede quedar
atrás en esta celebración entusiasta porque guarda en sus entrañas la potente
artillería musical de la que le hizo
partícipe el genio alemán con su singular Sinfonía. Sus notas musicales
copiaron el sonido que los cañones gestaron, por lo que Europa entera agradeció
esa trasposición de sonidos. Tal fue su agradecimiento que hoy día, Vitoria
podría escribirse con la “B” de
Beethoven dada la difusión que alcanzó su composición. Nuestra ciudad estuvo de
moda durante un largo período de tiempo.
Primeras Partituras
Revisando las partituras del
compositor hemos recuperado la obra manuscrita de su original Sinfonía y reparado
en su singular título “Wellington sieg bey
Vittoria” (El triunfo de Wellington en Vitoria). Es curioso que no aparezca
la palabra “batalla”. Como si quisiera dejar más protagonismo para la ciudad.
No nos cabe duda que destacar “Vittoria” fuese su primer impulso, dada la
trascendencia de lo ocurrido en estas tierras. Incluso en otro documento,
cuando todavía no tenía claro qué es lo que iba a escribir encabezó la página solamente
con las tres mágicas palabras que estimularon su creatividad: “Wellington” “Victory” ”Vittoria”. Fue un
impulso de agradecimiento a Wellington, por supuesto, pero también al lugar del
triunfo y, en definitiva, a sus gentes. Los acontecimientos posteriores fueron
los que dieron un título más sugerente poniendo al mismo nivel de importancia al
artífice de la victoria y a la acción desarrollada. La historia guardará de
forma permanente el siguiente título: “La
Victoria de Wellington ó La Batalla de Vitoria”. El destinatario de esta
composición musical fue el Príncipe Regente de Inglaterra, futuro Jorge IV, de
quien esperaba recibir honorarios y cumplidos. Pero el príncipe ni siquiera le
dio las gracias.
La Sinfonía, como así suele
reconocerse, tiene un origen curioso y, por lo tanto, poco conocido. El instrumentista
Johann Mälzel había inventado en 1804 una caja de música llamada “Panharmónica”
que mediante un teclado automatizaba los sonidos de 42 instrumentos musicales
similares a los de una orquesta (flauta, clarinete, trompeta, violín,
violonchelo, percusión…) y quería promocionar su instrumento aprovechando el importante
acontecimiento bélico y la fama del maestro alemán. Beethoven escribió para
este instrumento una “sinfonía descriptiva” pero dada la acogida que tuvo la
transcribió después para orquesta añadiendo ecos del “Rule Britannia” y del
“Malboroug” del ejército napoleónico.
Congreso de
Viena
En esos momentos se estaba organizando en Viena una
gran fiesta en beneficio de los soldados austriacos y bávaros heridos en la poco
conocida batalla de Hanau (31 de octubre de 1813). El concierto tuvo lugar en la gran sala de la Redoute de la Universidad de Viena
el 8 de diciembre de 1813 en el que todos los artistas quisieron tomar parte.
Entre los músicos ilustres se encontraban Salieri, Hummel, Spohr, Dragonetti, Schuppanzig
y Meyerbeer. Beethoven, que dirigía la
orquesta, estrenó dos de sus obras, la “Sinfonía
nº7, op. 92” y “El triunfo de
Wellington en la batalla de Vitoria, op 91”, conocida también como Gran Sinfonía Guerrera. Para acentuar el evidenciado carácter descriptivo de esta
composición, la melodía fue teatralizada por una serie de actores vestidos de
soldados franceses y británicos que desfilaban y luchaban como si fuera un
verdadero combate. El éxito de la “Batalla de Vitoria” fue tan contundente que
ensombreció a la Séptima Sinfonía. El crítico Jean Chantavoine (1907) era
de la opinión que con esta obra obtuvo un “éxito
colosal como no lo había tenido con ninguna de sus obras maestras”. Tales fueron las aclamaciones del público que tuvo que
repetirse la actuación cuatro días más tarde (12 diciembre). Mariano San Miguel
(1917) recoge unas palabras de Beethoven publicadas en la Gazette de Vienne con
las que anunciaba una nueva fecha: “El
deseo expresado por gran número de devotos del arte musical, de escuchar una
vez más mi gran composición sinfónica en honor de la victoria alcanzada por
Wellington en Vitoria, me obliga a anunciar que el domingo, 2 de enero, tendré
el honor de hacer ejecutar esta obra”.
Siguieron las representaciones a
lo largo de 1814 hasta que, tras la abdicación de Napoleón, el Congreso de Viena nombra a Beethoven su
músico oficial. De todas las jornadas musicales que hubo en el Congreso, la del
día 29 de noviembre de 1814 fue la más gloriosa de su vida. Todos los monarcas
presentes en Viena junto a 6.000 espectadores de su séquito dieron a esta
fiesta una solemnidad sin precedentes en los fastos de la música. “La Batalla
de Vitoria” estuvo presente en el cierre de tan impresionante acontecimiento en
el que, según Chantavoine, el “maestro
fue objeto de extraordinarios agasajos y distinciones, que alagaron en extremo
su vanidad”. Este fue el punto álgido de su carrera musical y personal, ya
que, La Batalla
de Vitoria le aportó reconocimiento, fama y dinero. Fue la
composición que le dio a conocer a nivel mundial aunque fuera una obra de
interés comercial de la que, poco tiempo después, las circunstancias de la vida
le pusieron en la tesitura de renegar de ella.
Adaptaciones de la Sinfonía
Un
dato interesante, a tener en cuenta desde el punto de vista musical, son las
adaptaciones que Beethoven hizo en 1816. Estos arreglos eran lógicas debido a
que interpretar una gran sinfonía requería importantes esfuerzos económicos y de
personal. Sin embargo, hacer adaptaciones de la obra principal daba mucho más
juego para la realización de múltiples representaciones.
Del
material encontrado hasta el momento podemos decir que de la obra sinfónica a
la que nos estamos refiriendo existen, además de la manuscrita ya citada, dos
ediciones impresas y publicadas en Viena en 1816. A partir de este momento Beethoven
realiza seis adaptaciones diferentes. Un primer arreglo es para “piano forte” con dos ediciones una en
Viena y otra en Londres. Lógicamente, esta segunda está dedicada al Príncipe
Regente, Jorge Augusto Federico. La siguiente adaptación, también es para piano,
pero interpretada a “4 manos”. Consigue
nuevos arreglos para una tercera adaptación e interpretada con “dos pianos”. La cuarta adaptación incluye
el “piano, violín y violonchelo”. El
quinto arreglo está destinado a un “cuarteto
de cuerda” con violín primero, violín segundo, viola segunda y violonchelo.
Y lo más curioso es que la sexta adaptación está destinada a la música turca cuya partitura adquiere un
volumen de casi doscientas páginas. En resumidas cuentas, toda una ingente
producción musical para difundir una singular composición que llamará
poderosamente la atención.
Londres, el otro centro de interpretación
En
Londres siguieron las interpretaciones de la obra de Beethoven a lo largo del
siglo XIX como así nos lo recuerda el periódico La Época el 18 de agosto de 1878: “La batalla de Vitoria es la
gran atracción del Waux-Hall (de Londres) en el presente estío; pues se anuncia en la noches de moda y cuando se
quiere atraer concurrencia”.
No
ocurre lo mismo en España a juzgar por lo que anuncia el periódico madrileño “La Voz” el 7 de abril de
1934: “En mayo se tocará por primera vez
en España una obra de Beethoven dedicada a la Batalla de Vitoria”. Este
dato queda desautorizado con el que nos aporta el Heraldo Alavés del 17 de junio de 1907 en el que la Filarmónica
Vitoria dio un gran concierto en el Teatro Principal, donde se incluía la Opus 91.
El dato más antiguo que hasta ahora hemos localizado es el que nos proporciona La Vanguardia del 4 de marzo de 1897 en
la que nos habla de la “gran sinfonía
militar de Beethoven” para representar en Barcelona los días 12 y 15 de
marzo y 2 y 9 de abril.
No quisiera terminar esta memoria
sin echar un vistazo a lo que compusieron los músicos británicos para festejar
el mayor triunfo que habían tenido sus ejércitos hasta ese momento. En 1813,
Matthew Peter KING publica una gran sonata militar de 12 páginas en
conmemoración de la Gloriosa Victoria de
Vittoria. Lo curioso de esta portada es que
la palabra VITTORIA se destaca con grandes caracteres al comienzo de la
página. También en 1813, Louis JANSEN publica en Londres un rondó para piano de
7 páginas dedicado al Príncipe Regente con el título de la Gran Victoria de Vittoria. En 1815, John Bernard LOGIER publica en Dublín
otra gran Sonata Militar de 16 páginas para piano forte
titulada Victoria de Wellington o
Batalla de Vittoria. Incluso la
música escocesa le dedica un espacio importante con “Heroes of Vittoria”
de Mc Lellam, “Vittoria” de William Glen y “Cadogan’s lament” de
William Glen.
A modo de conclusión
diríamos que Europa está junto a Beethoven en este 250 aniversario de su
nacimiento. Por lo que Vitoria debe estar junto a Europa en el homenaje al
músico que le lanzó a categoría universal y proclamar que esa “Vittoria” que se oyó en todos
los rincones ¡es la nuestra!
Testu eta argazkiak: Patxi Viana
El artículo fue publicado en El Correo el 2 de febrero
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