Sabin Salaberri Urrezko Zeledonak ostera dakarkigu zutabe honetara, berak hain maisuki darabilen gaia: musika. Eta oraingoan "Agur Jaunak" euskal abestiaren inguruko xehetasun interesgarriak eskaintzen dizkigu. Abestiaren letraren inguruan sortu den eztabaidaz gainetik, Salaberrik ikutu musikala du helburu bere lanean eta datuak erakusten dizkigu. Abestiak euskal errepertorioan duen garrantziaz jabetuta, benetan estimatzen dugu konposagile aramaioarraren ekarpen berria.
Según José
Luis Ansorena, la canción Agur jaunak es una “melodía que, recogida en
Errenteria, dio a conocer Antonio Peña y Goñi a fines del siglo XIX en Ecos de
Vasconia y que luego adquirió gran popularidad y hasta un carácter sagrado en
la música popular vasca” (1). Así describía Ansorena los misteriosos orígenes
de esta célebre canción, que se canta en toda Euskal Herria como saludo o
despedida, para honrar a los presentes y dar la bienvenida a los invitados. Es
costumbre que el público se ponga de pie para escuchar la canción.Tradicionalmente
se ha entendido que “jaunak” abarcaba tanto a “jaunak” (señores) como a “andreak”
(señoras). Para dejar clara la cuestión, en el acto de inauguración del año
académico 2017-2018 de la Facultad de Letras de Vitoria, el coro de la
universidad alteró el texto, para hacerla más igualitario: “Agur jaunak eta
andreak”. (2) No es algo nuevo: en Iparralde llevan tiempo haciéndolo en pastorales
suletinas y en corales como Lau Haizetara de Baiona.
Son un
tanto confusos los orígenes de la canción. En su nacimiento y popularización se
encuentra involucrado Manuel Francisco Lekuona ‘Urtxalle’, de Oiartzun,
pelotari, bertsolari, juerguista y perejil de todo tipo de salsas. Según
contaba él mismo, en 1851aceptó con otros dos pelotaris de su pueblo
enfrentarse a cuatro pelotaris de Iparralde en Donibane Garazi. Ganaron
Urtxalle y los suyos. Mientras tomaban café después de comer, se les acercó uno
de los pelotaris perdedores y se puso a cantar: “Agur jauna” (dirigiéndose a
Urtxalle), “jaunak agur” (dirigiéndose a los demás). Urtxalle memorizó la
canción y se la cantó más tarde a Peña y Goñi, que la recogió por escrito y la editó.
Hay quien duda
de la veracidad de la historieta de Urtxalle, sosteniendo que fue él el creador
de la canción y no se sabe por qué razones, atribuyó la autoría al pelotari de
Iparralde. Trascribimos la carta que escribió Antonio Peña y Goñi a Felipe
Pedrell en 1892, relatando cómo y de quién aprendió el Agur Jaunak:
"Un
día, hablábamos Urchalle de las correrías de su juventud y hubo de relatarnos
el siguiente episodio de su vida: ‘En cierta ocasión nos encontrábamos en
Saint-Jean-Pied-de-Port, después de haber ganado un partido de pelota.
Acabábamos de comer alegremente en el patio de la posada, al aire libre, y
tomábamos café conversando todos en medio de la mayor animación, cuando de
pronto vimos aparecer un mocetón robusto, alto, fornido, que se detuvo frente a
la mesa, se quitó la boina y, extendiendo la mano, con ademán entre imperioso y
suplicante, nos dio a entender muy a las claras que reclamaba nuestra atención.
Sorprendidos todos, nos callamos y mirámosle de hito en hito, cuando sin darnos
tiempo para reponernos de la sorpresa, el hombre rompió a cantar lo siguiente’.
Y Urtxalle, con su vocecita de viejo deliciosa, entonó la melodía del
vasco-francés. Oírla todos y hacérsela repetir una, dos y tres veces, fue
acuerdo tomado por unanimidad. La hermosísima sencillez del canto nos cautivó;
la poesía concisa, grandiosa en su laconismo, nos conmovió profundamente.
Música y letra quedaron grabadas en mi memoria y, desde entonces, amigo
Pedrell, formé el propósito de armonizar el canto y de mandárselo a usted para
que la 'Ilustración Musical' lo publicase.
El final de
la anécdota de Urtxalle - continúa en la misiva - es que, al escuchar la
reunión aquella salutación bellísima, acogieron al vasco-francés con los brazos
abiertos, hiciéronle sentar en la mesa y le preguntaron en qué podían servirle.
El cantor venía sencillamente comisionado por algunos pelotaris de la región
para desafiar a Urtxalle. Hízose el partido, se jugó, lo ganó Urchalle y, aquí
paz y después gloria, no volvieron a ver nunca al extraño cantante de
Saint-Jean-Pied-de-Port. Quien sienta el canto popular y sepa extraer su
perfume, comprenderá sin más explicaciones lo que quiero decir y se dará cuenta
exacta del carácter y de la belleza de la salutación del bardo bascongado".
(3)De regreso
a Madrid y obsesionado con la melodía, Peña y Goñi puso a la canción un
acompañamiento. Escribió dos compases de preludio y otros dos de coda e hizo lo
posible por dar a conocer la partitura. Habló de esta canción en una
conferencia en la Asociación de Prensa de Madrid en 1898. Y como ya lo hemos
dicho, envió la melodía arreglada por él a Felipe Pedrell, director de la Ilustración
Musical. Pedrell publicó la partitura con el título de Euskaldun lotoskaria.
Al año
siguiente esta misma partitura fue incluida con el número 50 en el segundo tomo
de la colección Ecos de Vasconia de
Echeverría y Guimón, colección dedicada precisamente a Antonio Peña y Goñi. En
la década de 1920 la Editorial de Música Vasca publicó Erri-Abestiak: Cantos populares vascos a tres voces iguales, que
incluye la primera armonización coral del Agur
jaunak, elaborada por José de Olaizola; y Erri-Abestiak: Cantos populares vascos a seis voces mixtas del
mismo compositor. Es la primera y más conocida versión coral del Agur Jaunak.
¿Pero quién
es el verdadero autor de la melodía de Agur jaunak? ¿Urtxalle? ¿El
anónimo pelotari de Donibane Garazi?
Es difícil
establecer dónde se originaron las melodías populares. Francisco de Gascue
defendía a principios del siglo XX una relación estrecha entre la música vasca
y la celta; según el insigne ingeniero donostiarra, las formas vascas no eran originales,
sino que plagiaban músicas populares llegadas de otros ámbitos. Su teoría fue
rotundamente rechazada, entre otros, por Resurrección Mª de Azkue (3)
Más
recientemente José Luis Ansorena sostiene que "ningún lenguaje puede
jactarse de que no haya sido influido por otro; no hay cancioneros en el mundo
que puedan presumir de autonomía absoluta”. Y publica a continuación una carta
que le escribió el diplomático José Miguel Azaola, el 22 de agosto de 1983:
|
José Olaizola |
“A
propósito del Agur Jaunak, voy a
contarle lo que me ocurrió en Viena en 1955. Estaba yo cenando en el restorán,
que ocupa la bodega del antiguo palacio imperial, cuando el tocador de cítara,
que amenizaba la velada, se puso a interpretar una melodía idéntica a la de esa
canción. Cuando terminó de hacerlo, me acerqué a él y le pregunté cuál era el
origen de aquella música. Me dijo no poder precisarlo, pero que se trataba de
una antiquísima melodía popular vienesa. Yo le tarareé el Agur Jaunak, diciéndole que se trata de una canción vasca; y él me
dijo: efectivamente, es lo mismo” (4)Primer Congreso
de Estudios Vascos de Oñate
Con motivo
del I Congreso de Estudios Vascos que se iba a celebrar en Oñate en 1918, el
diputado guipuzcoano Ignacio Pérez-Arregui y el Padre Donostia buscaron una
melodía popular que sirviese como saludo oficial para toda clase de actos
solemnes. Eligieron la partitura “Euskaldun
lotoskaria” (Agur jaunak), y el 1 de agosto de 1918 lo estrenan en Loiola, en
la procesión de la fiesta de San Ignacio.
Un mes más
tarde, se confirma su oficialidad, escuchándose como acto preliminar en el Congreso
de Estudios Vascos en versión del P. Donostia para clarines y chistus,
interpretada por los clarineros de la Diputación de Guipúzcoa. Leamos la explicación
del propio P. Donostia:
“Los que
asistimos al I Congreso de Estudios Vascos de Oñate (1918) no olvidaremos
fácilmente las escenas que en esta linda villa presenciamos. Reunión de las
cuatro Diputaciones con sus maceros, conferencias, estudios sobre temas del
país, exposición, exhibición de nuestros festejos populares, todo ello envuelto
en un ambiente de simpatía, compenetración de espíritu, que iluminaba los
rostros de los congresistas.
Hay una
nota que hay que dejar consignada en esta Revista, a la que me invitan. Es el
recuerdo que para nosotros tiene la melodía Agur
Jaunak, y haberla oído en los balcones del Ayuntamiento de Oñate, este
edificio tan aristócrata que da a la villa un sello inconfundible. Porque se ha
de hacer constar que el Agur Jaunak sonó
por primera vez, como un himno para las Diputaciones, en aquel Congreso de
1918. Los clarineros y los txistularis engualdrapados lanzaban desde aquellos
balcones barrocos las notas de la melodía popular, mezclándose, confundiéndose
los dulces sonidos de los txistus con las notas incisivas de las trompetas
oficiales.¿De dónde
venía esta amalgama sonora? Puedo decirlo porque tuve que intervenir en este
maridaje musical y en otros momentos, como organizar la música de la Misa mayor
en la magnífica iglesia parroquial. Un diputado provincial guipuzcoano, el
señor Ignacio Pérez Arregui, era el encargado de algunas de estas facetas del
programa y juntos cambiábamos impresiones para que el conjunto fuera digno,
noble, bello. Necesitábamos un himno con que recibir a las Diputaciones, que
les acompañara en sus presencias oficiales.
Convinimos
en aceptar el Agur Jaunak, por ser
corto y por tener aire señorial. Los dos tuvimos la misma idea; convinimos en
ella y el que estas líneas escribe hizo el sencillo acoplamiento de las
trompetas y los txistus. La música es noble y la letra es una salutación
sobria, verdadero modelo de un texto para estas circunstancias. Recordar
aquella plaza oñatiarra, vestida de sol, con el fondo de montañas tan
majestuoso, es recordar uno de los buenos momentos de la vida en que un pueblo
sin distinción de ideas rinde pleito homenaje a sus autoridades, homenaje
sincero, nada ficticio” (6)
NOTAS
(1)
José
Luis Ansorena.-Agur jaunak.Txistulari. Octubre de 1995, nº 164.
(2)
Itsaso
Álvarez.-'Agur Jaunak' da la
bienvenida a las mujeres. El Correo, 20 de octubre de 1027
(3) La
Ilustración Musical Hispano-Americana. Año V, nº 117, 30 de noviembre de 1892,
p. 170- 171
(4) Francisco de Gascue.-Origen de la música popular vascongada.
RIEV, tomo VII, pág. 216. Resurrección
Mª Azkue. Cancionero Popular Vasco. RIEV, tomo I, pág. 319.
(5) Ansorena Miranda, José Luis: Procedencia de algunas melodías populares
vascas. Txistularinº 179, 1999, p. 5-13.
(6) Aita Donostia.-Oñate y el Agur Jaunak. Oñate, 1954-1955, p. 15-16.
Testua: Sabin Salaberri
Argazkiak: Berriketari, Internet