"La cerámica popular vasca" fue el título elegido por Blanka Gómez de Segura para su intervención programada dentro del VIII Ciclo de Conferencias de Celedones de Oro. Y se puede afirmar que fue magníficamente hecho para dar cauce al caudal de ideas que, seguramente, la mayor especialista vasca actual en el trabajo del barro expuso a la concurrencia reunida en el Aula de la Fundación Vital.
Fue clara Blanka cuando incidió en que la terminología es importante a la hora
de acotar producciones cerámicas, usos, utilidades y poblaciones que consumían lo que denominamos hoy cerámica popular. Según la promotora y directora del Museo de Cerámica de Ollerías el término “popular” nos pone ante el panorama de lo usado por el pueblo, las clases pobres y la clase media de una sociedad. En cada época se producen montones de objetos de uso común que en muchos casos no trascienden fuera del ámbito local pero que por sus características formales y estéticas llegan a formar parte de la cultura propia de ese pueblo y lo identifican.
En oposición al término de cerámica popular tendríamos la cerámica para las clases altas, referida a una cerámica más depurada y foránea. Siguiendo con el argumento, hizo un recorrido por los diferentes estados en que ha devenido en los siglos el trabajo de los profesionales del barro, desde el siglo VIII hasta la actualidad. En palabras de la experta, algunas respuestas se encuentran en la arqueología que investiga el pasado de las sociedades y el ser humano a través de sus restos materiales. La identificación de épocas históricas distintas siempre lleva asociado el estudio de la cerámica que por su durabilidad aparece en los contextos excavados.
Sabemos que
desde hace miles de años se han producido y utilizado objetos cerámicos por los
diferentes pueblos y civilizaciones que han poblado el territorio alavés y
siguiendo este razonamiento, la conclusión sería que a lo largo de la historia,
cada época tuvo su “cerámica popular” aunque hoy la definamos con otras
denominaciones para facilitar su clasificación y análisis. Salinillas
de Buradón, Hijona, Erentxun, Egileta, Elosu, Ullibarri de los Olleros,
Ullibarri Ganboa, Narvaja... pueblos alaveses que tuvieron una actividad
cerámica importante en diferentes siglos y con producciones precisas en algunos
casos.
Hay que reseñar que fue a partir de 1970 cuando se produce un nuevo interés por lo que hoy llamamos cerámica popular vasca por parte de etnógrafos - subrayó la labor de Enrique Ibabe- y coleccionistas, que le dieron una nueva dimensión alejándola del olvido.Y ahí estuvo desde el comienzo Blanka Gómez de Segura, representante actual de un legado secular, que supo recibir y adaptar. Trabajó por recuperar y dignificar el oficio surgiendo proyectos de escuelas profesionales, museos especializados y publicaciones. Indicó que existen ya dos tesis doctorales sobre la materia, y espera siga la marcha. Por primera vez en siglos el alfarero firmaba sus piezas, haciéndose responsable de su calidad y estilo y tenía alumnos que querían aprender un oficio en desaparición.
Hay que reseñar que fue a partir de 1970 cuando se produce un nuevo interés por lo que hoy llamamos cerámica popular vasca por parte de etnógrafos - subrayó la labor de Enrique Ibabe- y coleccionistas, que le dieron una nueva dimensión alejándola del olvido.Y ahí estuvo desde el comienzo Blanka Gómez de Segura, representante actual de un legado secular, que supo recibir y adaptar. Trabajó por recuperar y dignificar el oficio surgiendo proyectos de escuelas profesionales, museos especializados y publicaciones. Indicó que existen ya dos tesis doctorales sobre la materia, y espera siga la marcha. Por primera vez en siglos el alfarero firmaba sus piezas, haciéndose responsable de su calidad y estilo y tenía alumnos que querían aprender un oficio en desaparición.
Pero, si ha cambiado el uso - preguntaba la directora del Museo de Ollerías-
¿podría decirse que hoy “lo popular” está en los productos que nos ofrecen las grandes multinacionales y que la cerámica vasca ha pasado a ser un concepto que nos puede llevar a lo exclusivo por su forma de producción, materiales, adaptaciones y calidades? ¿Tiene la cerámica vasca que enfrentarse al diseño en cerámica, o tiene un “diseño reconocible” en sí misma?
La tesis de Gómez de Segura es que un profesional de la cerámica debe de saber conjugar aquello que siente necesario desarrollar para que se convierta en pieza de consumo masivo - hizo una constante llamada a la introducción del sencillo katilu en las mesas de hogares, restaurantes etc- con aquellos elementos que un mercado normalizado puede adquirir y abonar por lo que ella denominó un precio digno.
Argazkiak /Fotografías: Urrezko Zeledonak / Celedones de Oro
Blanka eta bere lan taldea / Blanka y su equipo |
Argazkiak /Fotografías: Urrezko Zeledonak / Celedones de Oro
No hay comentarios:
Publicar un comentario