Eduardo Vallek artikulu mamitsua dakar berriro txoko honetara, oraingoan Santa Luzia baseliza izan zenaren inguruan. Eskerrik asko, Eduardo.
Eduardo Valle trae un nuevo trabajo de investigación a este rincón, esta vez alrededor de la que fue ermita de Santa Lucía. Gracias, Eduardo
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| Gerardo López de Guereñu Galarraga. Ermita de Santa Lucía. (Arabako Artxiboa / Archivo de Álava). |
«Un mal día del año 1975, el 8 de enero, fue de improviso derribada». Así lo dejó escrito Venancio del Val refiriéndose a la ermita de Santa Lucía, ubicada en un altozano sobre la vaguada del río Errekatxiki, donde hoy se halla la calle Los Astrónomos. Una ermita cuya primera referencia conocida se remonta a 1566 según otro sabio local, Gerardo López de Guereñu, en su magnífica obra Álava, solar de arte y de fe. En ella, el gran etnógrafo alavés cita las curaciones de enfermos de peste en la ciudad y en las ermitas de San Juan y Santa Lucía a cargo de un tal maese Pedro, cirujano.
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DEPÓSITO DE MUNICIÓN
El caso es que, como consecuencia de la batalla de Vitoria, el ayuntamiento embargó el uso de la ermita para guardar en ella gran cantidad de pólvora, bombas, balas y granadas que había abandonado el ejército francés en su apresurada huida. El lugar se hallaba convenientemente alejado de la ciudad, por lo que era adecuado para semejante almacenaje, ya que se trataba de preservar la seguridad del vecindario. Es así como la ermita se convirtió en polvorín custodiado de forma permanente por un destacamento de soldados. Pero es lo que tiene semejante mercancía: a pesar de la vigilancia, la noche del 1 de enero de 1816 se produjo una violenta explosión con el consiguiente incendio que dañó parte de la estructura de la edificación. Kreibich solicitó la oportuna indemnización al ayuntamiento de Vitoria, quien la denegó argumentando que el embargo de la edificación no había sido para utilidad directa de la ciudad y que pidiera el resarcimiento a la Real Hacienda o a las autoridades militares. Desconozco cuál fue la resolución de este asunto pero lo cierto es que al año siguiente, en 1817, Kreibich pagó de su bolsillo la reconstrucción de la ermita, en la que intervinieron el arquitecto Mateo Garay y el carpintero Antonio Ordozgoiti (2)
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ATHA-DAH-FCD-004-047. Rescripto del Obispado de Calahorra y La Calzada de 1819 (Arabako
Artxiboa- Archivo de Álava). |
Tras las oportunas reparaciones, Santa Lucía recobró de alguna manera la importancia que a nivel popular había tenido. Prueba de ello es la firma y publicación por el Gobernador del Obispado de Calahorra y La Calzada el 13 de junio de 1819 de un rescripto del Nuncio Apostólico Santiago Giustiniani, por el que se conceden «varias Indulgencias a todos los Fieles que visitaren la Iglesia Hermita de Santa Lucia, sita en el territorio de la Ciudad de Vitoria (3)».
Gracias a este documento sabemos de la existencia de tres imágenes en el interior de la iglesia: Santa Lucía, San Juan Nepomuceno y Santa María Magdalena (4). También se informa de la fecha de la festividad: «Se hace saber que el día 30 del presente mes de junio se celebra la Festividad de Santa Lucía en su misma Iglesia Hermita…». Asimismo se establece que la víspera tendrá lugar la adoración de la reliquia de la santa y que el día grande, 30 de junio, se celebrarán misas «de media en media hora, comenzando desde las cuatro y media(¡!) hasta las nueve…». Los horarios de tan tempranas y numerosas homilías se fueron “suavizando” con el paso de los años aunque, en todo caso, «el 30 de junio era para los vitorianos fieles de la santa de Siracusa un día para madrugar (5)».
JOSÉ
ANTONIO HELZEL Y ESTÉFANA ZUMENTO
A través de sucesivos legados y herencias, la pequeña basílica, como llegaron a denominarla, pasó a propiedad de José Antonio Helzel Zavala, acaudalado empresario con multitud de posesiones urbanas y rústicas en Vitoria y alrededores.
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Edificio de la esquina Dato-Florida y casa contigua. Construcciones promovidas
por José Antonio Helzel en 1879.
Promovió la construcción de diversos edificios, destacando el que aún existe en la esquina de las calles Dato y Florida, junto al pozo de la fuente de las Ánimas y al mojón del kilómetro 351 de la antigua carretera general Madrid-Irún. Era propietario de La Compañía Alavesa, empresa dedicada a la fabricación de cerillas que radicaba en la actual Avenida de Santiago, en una parcela situada al lado del actual edificio perteneciente a Osakidetza. La empresa tuvo su importancia durante muchos años, hasta que comenzó a decaer en la primera década del siglo pasado, debido a las reestructuraciones dictadas por el gobierno en lo referente al monopolio estatal de las cerillas y fósforos.
Accionista del Banco de España en Vitoria, presidente del consejo de administración de El Carmelo (conocida fábrica de sacos)… incluso había prestado dinero al ayuntamiento vitoriano en 1880. En 1908 figuraba en el selecto grupo de los máximos contribuyentes del impuesto denominado “la Hoja de Hermandad”, al mismo nivel que personajes de la élite vitoriana como Juan Cano, Heraclio Fournier o Casimiro Pando-Argüelles, con quien, por cierto, se hallaba emparentado (6). Él y su mujer, Estéfana Zumento, dieron a la ermita de Santa Lucía su época de máximo esplendor desde 1880 hasta la década de los veinte del siglo pasado. Para ello realizaron obras en el interior de la capilla, en el terreno anexo con sus árboles frutales y su pequeño jardín. Destacó la reforma llevada a cabo en 1890 con el arquitecto Jacinto Arregui al frente, que volvió a poner en marcha los rituales de bendición de la “nueva ermita” con procesión en el interior y exterior del santuario, las letanías y los salmos correspondientes, todo ello dirigido por los sacerdotes de la parroquia de San Vicente, a la que pertenecía el templo a efectos eclesiásticos. Los fastos terminaron con el pertinente agasajo a los curas participantes y a algunos amigos de la familia de los dueños, consistente en vino de jerez, dulces y pastas.
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ROMERÍA Y
CELEBRACIONES
Todo ello —las obras y el refrigerio— costeado por el matrimonio Helzel-Zumento, igual que los actos que año tras año comenzaban en la tarde del 29 de junio con una Salve cantada e interpretada por músicos aficionados locales, algunos de ellos miembros de la propia familia Helzel, y adoración de la reliquia de la santa. Al día siguiente, el de la fiesta grande, el programa era el mismo con el añadido de la celebración de misas cada media hora desde las ¡cuatro! hasta las ocho de la mañana. La prensa de la época se hacía eco de la gran cantidad de fieles que acudía año tras año a la ermita. Sus alrededores se llenaban de un enorme gentío que aprovechaba el paseo hasta Arana —siempre se consideró la pertenencia de Santa Lucía a ese barrio— para merendar, hacer gasto a los puestos de churros que se instalaban en las inmediaciones o pasear hasta el cercano pueblo de Elorriaga, que disfrutaba de sus fiestas en honor a San Pedro. Unos días antes, el 24 de junio, los vecinos de las calles Nueva Dentro y Nueva Fuera, que llevaban en procesión la imagen del patrono San Juan Bautista hasta la ermita para la llamada “misa de salud”. También muchas modistillas iban hasta allí en su fiesta de diciembre, costumbre que se mantuvo viva al tiempo que decaían las celebraciones del 29 y 30 de junio.
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Imagen de Santa Lucía en la parroquia de San Juan Bautista (Judimendi).
Todo ello formaba parte de la cultura popular gasteiztarra. De ahí el valor etnográfico y costumbrista de la pequeña iglesia, que también tenía su lado más “chic” como lugar escogido para bodas aristocráticas y de la alta sociedad.
La ya citada Estéfana Zumento había fundado una capellanía en la ermita (7) que siguió en vigor años después de su fallecimiento y del de su hijo Francisco, en 1953, último descendiente directo de la familia Helzel. La misma señora legó el templo familiar a la iglesia católica, por lo que la Diócesis de Vitoria fue su última propietaria (8).
FINAL DE
UNA HISTORIA
Llegaron los años setenta y el desarrollo urbanístico, necesario e imparable, se extendió a Santa Lucía. La ermita desapareció del mapa en 1975, como ya se ha dicho, dando su nombre al nuevo barrio y a su parroquia, que se inauguró en 1983 y a la que, al parecer, fue a parar la imagen de la santa titular de la ermita, donde habría estado hasta 2007. En ese año la iglesia parroquial de Santa Lucía fue cedida a la iglesia ortodoxa rumana de Vitoria, pasando a denominarse San Cosme y San Damián. Debido a ese cambio, parece ser que la representación de Santa Lucía pasó a la cercana parroquia de San Juan Bautista de Judimendi, en cuya nave lateral se halla instalada.
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Altozano en el que se ubicó la ermita de Santa Lucía.
Si la creencia general es acertada, sería el único vestigio de una ermita que todavía funcionaba como tal en 1973. Dos años antes, el que fuera Cronista Honorario de Álava, José Francisco Martínez de Marigorta, había firmado un artículo con su habitual pseudónimo “Tenerías” en el que se preguntaba (qué ingenuidad la suya) por la posibilidad de que la ermita fuera trasladada a otro lugar. Incluso pensaba que se tendría «el debido cuidado» en el hipotético cambio de ubicación. Con las referencias de las ermitas de San Juan de Arriaga y de Abendaño cabe pensar que se hubiera podido idear otra solución que no fuera la que obtuvo triste fama en el Vitoria de los años 70 del siglo pasado: el derribo.
P. S.: Para terminar, una pregunta (mejor dicho, tres): si el día de Santa Lucía es el 13 de diciembre, ¿a qué venían los tradicionales actos de finales de junio? ¿Tendrá algo que ver que el 30 de junio es la festividad de Santa Lucina (de Roma) y los vitorianos asimilaron su nombre al de la santa de diciembre? Pero, ¿y lo expresado en el documento del obispado de Calahorra? Ni idea.
AGRADECIMIENTOS:
A Ricardo Garay, responsable de la delegación de Patrimonio Histórico-Artístico y Documental de la Diócesis de Vitoria, por las facilidades dadas.
A José
Ignacio Domínguez, por su generosidad y amabilidad al compartir sus
investigaciones. Gracias por adelantado, a la espera de disfrutar de su trabajo
en Ohitura.
Testua: Eduardo Valle Pinedo
(1) Gerardo
López de Guereñu Galarraga, Álava Solar de Arte y de Fe, 1962, Obra
Cultural de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de la Ciudad de Vitoria, pp. 340
y 341. En muchos documentos aparecen indistintamente Helcel y Helzel,
siendo esta última la forma correcta.
(2)DH-1231-3. Arabako Artxiboa-Archivo de Álava.
(3)ATHA-DAH-FCD-004-047. Arabako Artxiboa-Archivo de Álava.
(4) Venancio
del Val, La Ermita y Alto de Santa Lucía, 1994, Arabako Foru
Aldundia-Diputación Foral de Álava, p. 24. En este artículo, que forma parte
del programa de festejos de San Prudencio y Ntra. Sra. La Virgen de Estibaliz,
Venancio del Val cita, además, las imágenes de San José, San Luis Gonzaga, la
Virgen y San Lorenzo. Asimismo, menciona la existencia de vidrieras con motivos
hagiográficos.
(5) Pensamiento
Alavés, 30/06/1937.
(6) Heraldo
Alavés, 23/05/1908 de junio.
(7) Venancio
del Val, La Ermita… , p. 26.
8) El dato
de la herencia de la ermita en favor de la iglesia diocesana de Vitoria me lo
proporciona amablemente José Ignacio Domínguez, que se halla trabajando en el
volumen de la publicación Ohitura dedicado a las ermitas de la Cuadrilla
de Vitoria-Gasteiz que publicará en 2026 el Seminario Alavés de Etnografía.
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Gerardo López de Guereñu Iholdi. Ermita de Santa Lucía. (Arabako
Artxiboa / Archivo
de Álava). |









Milesker Eduardo! Bihotzez!
ResponderEliminarEskerrik asko zuri!
EliminarIkerketa eta artikulo ederrak Eduardo! Magnifico artículo y magnifico trabajo de investigación y documentación Eduardo. ¡Enhorabuena!
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