Irailak 11: Olarizuko eguna. Gasteiztarren oroimenean ongi grabatutako data da. Baina zein da arrazoia bertan urtero erromeria antolatzeko? Noiztik datorkigu ohitura? Gaur Jose Mari Bastida "Txapi" Urrezko Zeledonaren ekarpen berri bat dakargu txoko honetara. Bere ikuspegi historiko dokumentatutik eguneko ospakizunaren nondik norakoa azaltzen digu. Eskerrik asko, Txapi!
En
septiembre, cuando una muchedumbre se divierte en la vitoriana campa de
Olarizu, la mayoría de los que allí se reúnen no sabe lo que festeja. Pocos
conocen que lo que se celebra es que miembros del Ayuntamiento vitoriano han
verificado, en una visita realizada durante la mañana, que los límites
jurisdiccionales del término municipal se han mantenido intactos y no han
variado con respecto a la visita anterior.
Lo que hoy
en día es prácticamente un acto testimonial mantenido por tradición, fue en su
día una importante formalidad que evitaba discusiones y litigios entre pueblos
vecinos, aunque hubo una época en que también se produjeron por determinadas
circunstancias históricas.
Los
testimonios más antiguos que podemos encontrar sobre este tipo de visitas los
encontramos en el siglo XVI, aunque eso no quiere decir que no existieran
reconocimientos anteriores. La Ciudad de Vitoria, en los comienzos de ese
siglo, con motivo de expolios hechos por varios particulares, se
creyó en derecho de reclamar protección a la autoridad superior. En
consecuencia, la reina Doña Juana y su hijo Carlos, por previsión dada en
Valladolid el 15 de septiembre de 1514 comisionaron al Licenciado Gonzalo de
Oviedo para la visita de mojones y restauración a esta ciudad de los términos
que tenían usurpados diferentes particulares. Otras muchas cuestiones surgidas
ya con el condado de Treviño, con el territorio del duque del Infantado y con
otras villas y aldeas limítrofes, dieron lugar a visitas y amojonamientos
repetidos, hasta que algunos años después se estableció la costumbre de
practicar anualmente y por partes este importante protocolo. Pero esta visita
producía gastos y era preciso allegar recursos para cubrirlos. Los solicitó la
ciudad y por facultad real de 15 de Diciembre de 1643 se concedieron 15.000
maravedís o sean 441 reales y 6 maravedís para efecto del amojonar los
términos de la jurisdicción con los lugares con quien confinan.
En
28 de Enero de 1669 se prorrogó por Carlos II esta autorización,
facultando al Ayuntamiento de Vitoria para gastar con este objeto del producto de sus propios 20.000 maravedís en cada un año perpetuamente. Sin embargo, la práctica anual de las visitas no fue firme hasta 1747, año en el que se promulgan las ordenanzas en una de las cuales se establece la obligatoriedad de la visita. Tampoco tenían una fecha fija como ahora. Revisando las llevadas a cabo entre 1700 y 1746, inclusive, de 47 recorridos que se podían haber hecho, se hicieron únicamente 27. De ellos, catorce fueron en agosto y trece en septiembre. El capítulo mencionado es el número 67 de los Estatutos y Ordenanzas formadas y arregladas de nuevo por el Doctor D. Gonzalo Muñoz de Torres, del Consejo de S. M., y por la .Justicia y Regimiento de esta M. N. y M. L. Ciudad de Vitoria para su régimen y gobierno. En él se dice textualmente: Sobre visita de mojones: «El visitar los términos de la jurisdicción, y reconocer las mojoneras con las confinantes, á más de ser arreglado á derecho, es cosa importantísima, para conservar lo que á cada uno le pertenece: Por tanto ordenaron, que el Alcalde, Regidores, Procurador general, Alguacil, y Montero Mayor, y á lo menos uno de los Diputados, salgan con su Escribano de cabildo una vez en cada año á reconocer la mojonera, citando para el efecto con exhorto á la Justicia de la jurisdicción confinante; y que se anote, y asiente con toda individualidad y distinción, en el libro destinado á este fin, lo que se reconociese, poniéndolo por fe el Escribano.»
facultando al Ayuntamiento de Vitoria para gastar con este objeto del producto de sus propios 20.000 maravedís en cada un año perpetuamente. Sin embargo, la práctica anual de las visitas no fue firme hasta 1747, año en el que se promulgan las ordenanzas en una de las cuales se establece la obligatoriedad de la visita. Tampoco tenían una fecha fija como ahora. Revisando las llevadas a cabo entre 1700 y 1746, inclusive, de 47 recorridos que se podían haber hecho, se hicieron únicamente 27. De ellos, catorce fueron en agosto y trece en septiembre. El capítulo mencionado es el número 67 de los Estatutos y Ordenanzas formadas y arregladas de nuevo por el Doctor D. Gonzalo Muñoz de Torres, del Consejo de S. M., y por la .Justicia y Regimiento de esta M. N. y M. L. Ciudad de Vitoria para su régimen y gobierno. En él se dice textualmente: Sobre visita de mojones: «El visitar los términos de la jurisdicción, y reconocer las mojoneras con las confinantes, á más de ser arreglado á derecho, es cosa importantísima, para conservar lo que á cada uno le pertenece: Por tanto ordenaron, que el Alcalde, Regidores, Procurador general, Alguacil, y Montero Mayor, y á lo menos uno de los Diputados, salgan con su Escribano de cabildo una vez en cada año á reconocer la mojonera, citando para el efecto con exhorto á la Justicia de la jurisdicción confinante; y que se anote, y asiente con toda individualidad y distinción, en el libro destinado á este fin, lo que se reconociese, poniéndolo por fe el Escribano.»
Desde
entonces, salvo algunos casos excepcionales que veremos, se ha venido
celebrando la visita anualmente hasta la actualidad.
En lo que
quedaba del siglo XVIII, únicamente no se hizo visita el año 1794. Con motivo
de la llamada Guerra de la Convención declarada entre España y Francia, en verano de ese año los franceses habían
penetrado en Guipúzcoa y Navarra, habiendo tomado en agosto San Sebastián. La
inquietud en Álava y su capital era manifiesta. El Diputado General y el
Alcalde pusieron a salvo los archivos de la Provincia y de la Ciudad sacándolos
fuera del territorio. El reconocimiento de mojones, como se ha expuesto, no se
hizo. Firmada la paz de Basilea en julio del año siguiente, en septiembre de
1795 se reanudaban las visitas que siguieron normalmente hasta 1808. Ocupada la
Ciudad por las tropas francesas y habiendo comenzado la guerra de la
independencia, los reconocimientos de la mojonera se dejaron de hacer hasta el
28 de septiembre de 1813, fecha en que se reanudan..
En 1820,
tras la insurrección del teniente general Riego, Fernando VII se ve obligado a
jurar la Constitución de 1812. Eso suponía la llegada a Álava de un Jefe
Político, figura similar a la que luego se llamaría Gobernador Civil, cargo que
era considerado antiforal. La Junta particular consideró concluidas sus
funciones, haciendo inventario de cuanto existiera en su archivo para
entregarlo a los nuevos funcionarios de lo que se estableció como “Diputación
Provincial”. Por otro lado, las 43 aldeas iniciaron trámites para la
segregación del Ayuntamiento de la Ciudad. Además, en Vitoria, hubo diversos
alborotos, el más importante el 11 de septiembre, entre los partidarios del
absolutismo que en esa época se llamaron realistas y los constitucionalistas.
La visita de mojones de ese año no se celebró. En 1821, tras haberse sofocado
en abril una insurrección, la Ciudad vivió momentos de una relativa calma, y se
volvió a celebrar el recorrido. Sin embargo, en 1822, la
situación política se agravaba por momentos. Audaces
partidas de realistas merodeaban por las proximidades de Vitoria obligando que
los correos fueran escoltados por fuerzas de caballería. Declarado el estado de
guerra, llegó la época en que normalmente se solía hacer la visita de mojones,
por lo que ésta no se celebró. En abril de 1823, ocuparon la Ciudad las fuerzas
absolutistas o realistas despojando del poder a los constitucionalistas.
Con
la llegada del absolutismo, las reformas iniciadas en la época constitucional,
entre ellas la prevista creación de nuevos Ayuntamientos, cesaron. El lunes 15
de septiembre de ese año se volvieron a recorrer los mojones. Continuaron los
reconocimientos anuales de la jurisdicción hasta que en 1833 se produjo la
primera guerra carlista, lo que obligó a su suspensión durante siete años. En
1840, se restauraba la costumbre. En 1842, en cumplimiento de un decreto de
octubre del año anterior, se separaron las aldeas formando dos Ayuntamientos.
El primero, con capitalidad en Ali, lo componían además de la aldea de su
nombre, las de Abechuco, Amarita, Arechabaleta, Armentia, Arriaga,
Berrosteguieta, Crispijana, Gamarra Mayor,
Gamarra Menor, Gardelegui, Gobeo, Gomecha, Lasarte, Lermanda, Miñáno Mayor, Miñano Menor, Retana, Subijana, Zuazo y Zumelzu,. El segundo, con capitalidad en Elorriaga, lo componían también las aldeas de Aberasturi, Arcaya, Arcaute, Argandoña, Ascarza, Bolibar, Betoño, Castillo, Cerio, Gamiz, Ilarraza, Junguitu, Lubiano, Matauco, Mendiola, Monasterioguren, Oreitia, Otazu, Villafranca, Ullibarri-Arrazua y Ullibarri de Los Olleros, además de la Villa de Andollu o Villa alegre de Andollu, que todavía no pertenecía a la jurisdicción de la Ciudad. La separación se realizó sin perjuicio del aprovechamiento de montes, pastos, aguas, canteras, usos, costumbres, servidumbres y demás derechos comunes.
Gamarra Menor, Gardelegui, Gobeo, Gomecha, Lasarte, Lermanda, Miñáno Mayor, Miñano Menor, Retana, Subijana, Zuazo y Zumelzu,. El segundo, con capitalidad en Elorriaga, lo componían también las aldeas de Aberasturi, Arcaya, Arcaute, Argandoña, Ascarza, Bolibar, Betoño, Castillo, Cerio, Gamiz, Ilarraza, Junguitu, Lubiano, Matauco, Mendiola, Monasterioguren, Oreitia, Otazu, Villafranca, Ullibarri-Arrazua y Ullibarri de Los Olleros, además de la Villa de Andollu o Villa alegre de Andollu, que todavía no pertenecía a la jurisdicción de la Ciudad. La separación se realizó sin perjuicio del aprovechamiento de montes, pastos, aguas, canteras, usos, costumbres, servidumbres y demás derechos comunes.
La creación
de estos Ayuntamientos fue origen de un largo pleito entre la Ciudad y las
Aldeas, puesto que Vitoria sostenía que durante la guerra civil se habían
vendido, por parte de los pueblos, terrenos pertenecientes al común y
solicitaba su vuelta. Las visitas a la mojonera continuaron, pero en la fórmula
del acta se cambió el texto y se hacía constar “distritos de la antigua
jurisdicción y con terrenos de aprovechamiento en común con las municipalidades
de Ali y Elorriaga”. Esos términos u otros similares se siguieron utilizando
durante el periodo en el que existió esta nueva división municipal. Para
defender los derechos en las Juntas Generales, los nuevos Ayuntamientos se
integraron en la ya existente Hermandad de Andollu en la cuadrilla de Añana,
integración aprobada en las Juntas de Santa Catalina de 1844. El Municipio de
Vitoria había quedado reducido a su término campanil, es decir a la Ciudad en
sí. Conviene explicar que es eso del término campanil. Para ello, lo mejor es
acudir al Vocabulario de palabras usadas en Álava y no incluidas en la
decimotercia edición del diccionario de la la Real Academia Española, cuyo
autor es Federico Baraibar. Define la palabra campanil como “El término o territorio de
Vitoria, dentro del Ayuntamiento de su nombre”. También
especifica Baraibar que “el límite del Ayuntamiento se llama término
jurisdiccional”, matizando de este modo la diferencia entre los términos campanil
y jurisdiccional o municipal. El Diccionario actual de la R.A.E. recoge mal ese
vocablo puesto que lo define como voz coloquial alavesa con la sencilla
definición de Término municipal, lo que, como hemos visto, no se ajusta a la
realidad. Hay que tener en cuenta que Federico Baraibar era Académico
Correspondiente de la Real Academia y el Vocabulario mencionado lo publicó la
propia R.A.E.
Tras
una sentencia, se ordenó que los terrenos que habían sido vendidos volvieran a
“pasto tieso”. Poco a poco, los pueblos escindidos se fueron reincorporando al
Ayuntamiento de Vitoria, lo que culminó el año 1864 con la desaparición de los
Ayuntamientos de Ali y Elorriaga. La villa de Andollu, que hasta entonces no
había pertenecido al municipio vitoriano, también se incorporó, pero
manteniendo su hermandad en las Juntas Generales a pesar de la protesta de los
procuradores de la Ciudad en las Juntas de Santa Catalina de ese año. Así se
produjo la paradoja de que el Ayuntamiento de Vitoria tenía dos hermandades. Una,
de ellas, lógicamente, la de Vitoria en la Cuadrilla de Vitoria, compuesta por
la Ciudad y las 43 aldeas. La otra, la hermandad de Andollu con la Villa de su
nombre en la Cuadrilla de Añana. La visita a la mojonera de Andollu se anota
desde entonces a la actualidad en un libro de apeos aparte.
En
el acta de la visita de mojones de 1865 ya se hizo constar “la Ciudad y
pueblos de su jurisdicción”. Las visitas continuaron con normalidad hasta el año 1873 en que se suspendieron mientras duró la última guerra carlista. En 1876 se volvieron a realizar. A partir del año siguiente, 1877, ya se comenzaron a hacer en una fecha fija que ha hecho costumbre hasta la actualidad: el lunes siguiente al día de la Natividad de la Virgen, 8 de septiembre. Por ello, la fecha más temprana en que se puede celebrar es el día 9 de dicho mes y la más lejana, el 15, siendo cuando ocurre esta circunstancia que la visita y, por tanto, la popular romería de Olarizu, se celebra el tercer lunes de septiembre en lugar del segundo que es lo normal. Desde 1747, año de las ordenanzas, casi siempre se hacían en septiembre, pero en 1753 se hizo en julio, en otras cinco ocasiones, en agosto y, en nueve, en octubre, la última en 1866.
pueblos de su jurisdicción”. Las visitas continuaron con normalidad hasta el año 1873 en que se suspendieron mientras duró la última guerra carlista. En 1876 se volvieron a realizar. A partir del año siguiente, 1877, ya se comenzaron a hacer en una fecha fija que ha hecho costumbre hasta la actualidad: el lunes siguiente al día de la Natividad de la Virgen, 8 de septiembre. Por ello, la fecha más temprana en que se puede celebrar es el día 9 de dicho mes y la más lejana, el 15, siendo cuando ocurre esta circunstancia que la visita y, por tanto, la popular romería de Olarizu, se celebra el tercer lunes de septiembre en lugar del segundo que es lo normal. Desde 1747, año de las ordenanzas, casi siempre se hacían en septiembre, pero en 1753 se hizo en julio, en otras cinco ocasiones, en agosto y, en nueve, en octubre, la última en 1866.
Desde
la guerra carlista a la actualidad no se ha suspendido la visita más que en dos
ocasiones. La primera de ellas en 1893, porque en la Ciudad se había
declarado el estado de guerra debido a los ánimos encrespados por el traslado a
Burgos de la Capitanía General, y en 1898, porque el Ayuntamiento se cerró en
banda, estando a punto de desaparecer la costumbre. Sin embargo la minoría
liberal con el Alcalde Federico Baraibar a la cabeza, hicieron por su cuenta la
comida en la dehesa, organizaron unos bailables con la banda La Unión Artística
e hicieron la vuelta de la romería con bailables en la Plaza Nueva. Todo ello,
a su costa. Además, el popular personaje Daniel, conocido por su buen humor,
hizo una parodia de la vuelta de la corporación, montado a caballo vestido de
chaqué y con sombrero de copa.
En la Guerra Civil del 36 se realizaron las
visitas, si bien, por motivos de seguridad, los trayectos por carretera se
realizaron con automóviles en lugar de a caballo. Cuando los tristes sucesos de
1976 también se realizó la visita, pero se suspendieron los actos de la romería,
incluida la comida del Ayuntamiento en la casa-dehesa.
Después de
la anexión de Andollu en 1864, se han realizado las anexiones de cuatro
municipios ampliándose los límites de la jurisdicción municipal y los mojones
correspondientes. La primera de ellas, la de Ariñez, con la localidad de su
nombre y las de Margarita y Esquibel, se produjo en 1925. El año 1975 se
produjeron las otras tres uniones: el municipio de Mendoza, con la villa de su
nombre y Estarrona; Los Huetos, con Hueto Arriba, Hueto Abajo y Martioda; por
último, Foronda, cuya capital era Antezana de Foronda y los pueblos de
Aranguiz, Artaza, Asteguieta, Foronda, Guereña, Legarda, Lopidana, Mandojana;
Mendiguren, Otaza, Ullibarri Viña y Yurre. De ellos, la localidad de Otaza ha
desaparecido con la construcción del Aeropuerto de Foronda.
Esta es la
pequeña historia de una visita que hoy en día es más conocida por la romería de
Olarizu que por su significado de defensa de la integridad del territorio.
JOSE MARI BASTIDA "TXAPI"
Este artículo se publicó en el número 19 de la revista "Herrian", editado por la Asociación de Concejos de Álava.
Fotografías: eitb, Udal artxiboa,word press, JMB "Txapi"
JOSE MARI BASTIDA "TXAPI"
Este artículo se publicó en el número 19 de la revista "Herrian", editado por la Asociación de Concejos de Álava.
Fotografías: eitb, Udal artxiboa,word press, JMB "Txapi"
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