Duela mende bateko
jaiak gure lagunengana hurbildu nahian, ondoko lerroetan irakurleak aurkituko
du, 1917ko abuztuaren 3an Gasteizko “La
libertad” egunkariak zekarrena.
Deseando acercar las fiestas de
hace un siglo a nuestros lectores, en las siguientes líneas encontramos lo que
el periódico vitoriano “La libertad” decía el 3 de agosto de 1917:
“Aunque hasta mañana
no comienzan oficialmente los festejos en honor de nuestra excelsa patrona la Virgen Blanca,
puede decirse que Vitoria arde ya en fiestas. Una pléyade de forasteros ha
llegado a nuestra ciudad, invadiéndolo todo, y las calles y paseos de nuestra
acicalada Vitoria presentan animado aspecto, alejándonos por un momento del
monótono vivir provinciano Está a punto de comenzar el jolgorio.
Son estos días de
inusitada animación, de alegría, en que las multitudes se desbordan para
expansionar sus afligidos espíritus, oprimidos por mil y mil contrariedades. Un
viento de locura parece que nos impulsa a lanzarnos a la gran juerga que dentro
de breves horas ha de comenzar. Ruidos estridentes, músicas alegres,
acompañadas de chupinazos, nos despiertan de nuestro letargo para anunciarnos
las fiestas.
Las multitudes echaránse
a la calle ansiosas de diversión, de verlo todo, de palparlo todo. La fiesta de
la raza, que se celebrará en nuestro Circo taurino,
atraerá forasteros y los
trenes llegarán abarrotados de visitantes. Vitoria transformaráse en estos
días, ofreciéndose ante todos como populosa urbe, y por unos días, por unos
días solamente, nos parecerá a los vitorianos que vivimos en otro planeta. ¡Dichosas
las fiestas que tanta alegría nos proporcionan!
Esta tarde se hará la
entrega al Ayuntamiento de los gigantes y nanetes, y por la noche tendrá lugar
la gran retreta. El real de la feria será el foco principal de la gran
revolución. Allí un ruido ensordecedor que atronará el espacio, nos confundirá
a los vitorianos
con los forasteros; las gangosas notas del órgano del “carrousell”,
las descompasadas estridencias de la charanga del Circo Reina Victoria, el
griterío de los vendedores, todo, todo ese jollín que tendremos levantará
nuestros decaídos corazones, sin que por un momento nos acordemos de filias ni
fobias, ni del manoseado problema de las subsistencias ni de la crisis del
trabajo y otros que han constituído durante tres años y más nuestra constante
pesadila.
¡Señores, a divertirse
tocan!
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