miércoles, 18 de julio de 2018

BEETHOVEN Y SU BATALLA DE VITORIA


Beste ekarpen bat dakargu gaur txoko honetara, 1813ko Gasteizko Batailarra garamatzana. Baina batez ere Beethoven dugu protagonista, bera izan baitzen Arabako hiriburuan eta inguruetan burutu zen borroka armatuaren gaineko musika konposagilea. Ez dirudi 1813an bertan sortutako konposizioa azkar iritsi zenik guganaino. Dakusagun. 

No parece que las noticias del éxito de Beethoven con su composición dedicada al General Wellington, también denominada Batalla de Vitoria, llegara hasta nuestras tierras muy rápidamente. En mi lectura de periódicos antiguos me he encontrado con la siguiente información en un ejemplar de “El anunciador vitoriano” de 23 de junio de 1886:

Don C. Jausoro, hijo de Vitoria, nacido en la Correría y residente hoy en Bilbao, ha escrito un pequeño libro titulado “Un poco de Música, sin pentagrama” En la introducción de dicho librito refiere lo siguiente, copiado de la Obra “Músicos célebres”:

“Después de 1810, uno de los años más fecundos en obras maestras en la existencia de Beethoven, su posición pecuniaria fue de nuevo comprometida de resulta de la baja de los valores austríacos y su pensión de cuatro mil florines (1) se redujo en limpio a ochocientos.

En lo más recio de tales contratiempos escribió (1811) la música de tres canciones de Göethe y la overtura de “Egmont”, y en 1812 la de “Las Ruinas de Atenas” y la del “Rey Esteban” Por grande que sea el mérito de tales composiciones, debía quedar eclipsado por la “Batalla de Vitoria” sinfonía militar para dos orquestas ejecutada en el Aula de la Universidad el 8 y 12 de diciembre de 1813.
¡Momento decisivo en la carrera de Beethoven! Sus amigos triunfan, sus adversarios ceden, reducidos esta vez al silencio. El redactor de la “Gaceta Musical” de Leipzick, periódico nada sospechoso, es simplemente eco de la opinión universal cuando escribe: 

“Por lo que respecta a la “Batalla de Vitoria” forzoso es convenir que, para expresar por medio de sonidos las peripecias de un combate, nada tan propio como los medios que el autor emplea. Aceptado su intento, asombra y arrebata a la par ver aplicados los elementos del arte con tal genio para alcanzar el fin que se proponía. El efecto y la ilusión ha sido completos y puede afirmarse sin restricción alguna que no existe en el género imitativo una obra parecida a ésta"

Los anteriores renglones habían ya llamado mi especial atención la primera vez que los leí, por el nombre de la batalla y la fecha en que se dio, pero al volver a leerlos crece en mí más y más el vivísimo deseo de proporcionarme esa sinfonía militar para tener la honra de ofrecerla al Ayuntamiento vitoriano y a la Diputación de Álava.  

Al expresarme así, no hago vano alarde de patriotismo hacia mi país natal. Si la música de que se trata pudiera hallarse fácilmente en un almacén, por más que éste se hallara en un punto lejano y recóndito del globo, allá me hubiera dirigido (existiendo servicio postal) callandito, sin decírselo a nadie y mucho menos al público. Pero como ignoro dónde podrá encontrarse esa partitura ansiada, y aun si sería posible su adquisición, teniendo en cuenta el derecho de propiedad me atrevo a lanzar mi deseo de publicidad por si hay alguien que pueda dar con la obra y quiera realizar mi objeto o contribuir a su realización"


Este mismo texto del señor Jausoro apareció en la revista Euskalerria en el mismo año 1886. Como decía al principio, de las precedentes líneas se desprende que la composición que había hecho que Beethoven resurgiera de sus cenizas económicas era aún en 1886 totalmente desconocida en Vitoria-Gasteiz y alrededores. 

Dos siglos más tarde, el investigador Iñigo Bolinaga – autor de la novela “Sinfonia guerrera” (2013.Txertoa) publicó un interesante trabajo titulado “Beethoven y la batalla de Vitoria” en la revista digital Euskonews (2013-06-19) y de aquél extraigo estas líneas: 

“La Victoria de Wellington, Batalla de Vitoria o Gran Sinfonía Guerrera, como también fue conocida la composición, se estrenó en el contexto de un acto benéfico a favor de los soldados heridos en la batalla de Hanau. Fue el 8 de diciembre de 1813 en la gran sala de la Redoute de la universidad de Viena. Para acentuar el evidenciado carácter descriptivo de la composición, la melodía fue teatralizada por una serie de actores vestidos de soldados, unos franceses y otros británicos, cuyos movimientos fueron rápidamente identificado por la audiencia, ya que Beethoven había asignado a cada bando diferentes y características melodías dentro de su sinfonía: Rule Britannia y God save the King, solemnes y muy representativas, simbolizaban a las fuerzas de Su Majestad, mientras que las del emperador Bonaparte tuvieron que conformarse con el no tan digno Mambrú se fue a la guerra, lo que daba la nota de cuál era la preferencia del compositor. Junto a ella también se estrenó la Séptima Sinfonía, pero fue la de Vitoria la que cosechó mayor éxito. Tales fueron las aclamaciones que obtuvo al final del concierto, que tuvo que repetirse el 12 de diciembre, el 2 de enero, el 27 de febrero y el 25 de marzo. La Batalla de Vitoria aportó a Beethoven reconocimiento, fama y dinero, produciéndose la irónica situación de que la composición que le dio a conocer verdaderamente a nivel mundial fue una obra facilona, de interés comercial, de la que poco tiempo después terminaría por renegar”


     (1)    En 1809 la aristocracia de Viena, en virtud de un convenio entre el Archiduque Rodolfo y los príncipes Lobkwitz y Kinsky, aseguró a Beethoven una pensión anual de cuatro mil florines.



Josemari Velez de Mendizabal



Para oir la composición de Beethoven



Argazkiak: Artium, Iñigo Bolinaga

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