viernes, 25 de octubre de 2024

GRAN FRONTÓN HOTEL

 Eduardo Valle gure bazkide eta ikerlari iaioak beste ekarpen bat bidali digu, oraingo honetan Gasteizen izan den ostatu baten gaineko erreferentzia zuzenak emanez. Fronton Hotel izenekoa adineko gasteiztarren baitan dago oraindik bizirik.  Mende oso bat beteko zuen hotelak 1924an eta artikulugileak aukera aprobetxatu du, bisitari askoren babesleku izan zen eraikin haren gaineko zenbait oroitzapen aurkezteko.


Hace muchos años que echó la persiana. No dejaba de ser un establecimiento como tantos otros que con el paso del tiempo se había ido quedando obsoleto hasta desaparecer de las matrículas industriales municipales. Pero en su momento tuvo gran importancia en la hostelería local y llegó a ser una referencia para muchos viajeros que “aterrizaban” en nuestra ciudad. También fue el lugar elegido por innumerables parejas vitorianas para sus banquetes de boda y escenario de ágapes y convites para festejar acontecimientos varios.

 Y es que en 1924, hace cien años, se inauguraba en la calle San Prudencio —donde se halla instalada la actual librería— el Gran Frontón Hotel, un edificio de notable aspecto que “encerraba” por el sur al Frontón Vitoriano, al que se accedía desde la propia edificación. Su propietario, Juan Alti Valdecantos, era arrendatario de la cancha vitoriana desde 1913. Al parecer, había visitado diversas ciudades del país y del extranjero para comprobar in situ el funcionamiento de hoteles importantes con el fin de aplicar lo aprendido a su gran sueño: instalar en Vitoria un hotel de categoría.

 El hotel Pallarés de la calle Postas vivía su última etapa mientras el Quintanilla de la esquina de Dato y San Prudencio se cerraría pronto al ser vendido el edificio donde radicaba. Estaba claro que Vitoria iba a necesitar un nuevo hotel con los servicios y adelantos propios de los nuevos tiempos y Juan Alti se hallaba dispuesto a asumir el reto.

 Las obras del nuevo edificio comenzaron en mayo de 1923 y se desarrollaron con rapidez. Tan es así que en fiestas de Vitoria de ese año ya se abrió al público la planta baja, aunque exclusivamente como restaurante. Para la primavera de 1924 los trabajos habían finalizado y sólo quedaba proceder a la inauguración, que tuvo lugar el lunes, 2 de junio, a las seis y media de la tarde, según la prensa local.

 Dicen que aquello fue el no va más y que Juan Alti y su esposa Pilar Martínez recibieron las felicitaciones de autoridades civiles y militares, magistrados, fiscales, funcionarios de alto nivel, mandos de la policía, diputados, abogados y de los chicos de la prensa. Hubo un lunch por todo lo alto, en el que corrió el champagne «… abundante, del más elevado coste…» y música en directo a cargo del sexteto del Nuevo Teatro, dirigido por el pianista Aurelio Alegría. Todo ello en el magnífico salón comedor decorado por el artista local Isaac Díez.

 Relacionar todos los invitados sería interminable, pero sí voy a citar a las trabajadoras al servicio del hotel que se curraron el asunto: Mercedes, Faustina, Carmen, Micaela, Clarita, María, Fidela y Natalia.

 Los reporteros destacados en el evento informaron también de las comodidades que ofrecía el nuevo hotel, entre las que destacaban las habitaciones con cuarto de baño propio y con calefacción por radiadores. Todo un lujo para la época.

 La lista de huéspedes ilustres del establecimiento es amplísima (incluso más larga que la de los invitados al lunch): intelectuales como Miguel de Unamuno, toreros como Marcial Lalanda —el del pasodoble—, políticos como Indalecio Prieto, etc.

Durante la Guerra Civil se alojaron en él militares alemanes y todo tipo de espías y contraespías que se movían por Vitoria en aquellos tiempos aciagos. Pero esa es otra historia.

 Tras el fallecimiento de su propietario fundador, el hotel pasó a estar dirigido por su hijo Efisio, hasta marzo de 1969, cuando la piqueta acabó con el edificio principal del hotel.

 Y digo “edificio principal” porque en 1929 el Hotel Frontón (o Frontón Hotel, indistintamente) se había ampliado con la sucursal que se acondicionó en la acera de enfrente, en el número 2 de la misma calle, y que continuó funcionando años después.

 Precisamente, en ese portal aún pueden verse las iniciales H y F. Al lado, en lo que había sido un local perteneciente a esa sucursal, se abrió en 1972 el bar H. F., trasladado en 2016 a su actual ubicación. Quizás sean los únicos elementos que todavía hoy recuerdan al Hotel Frontón, «Único de Primer Orden», como se anunciaba en sus primeros años.

Testua eta argazkia: Eduardo Valle

Testua Luken-2024 aldizkarian argitaratu zen

3 comentarios: